MIéRCOLES, 27 DE NOV

Liberalismo, pero con presión a empresarios: cuando la teoría choca con la realidad

El Gobierno nacional, a través del ministro Caputo, pidió a empresarios aminorar los aumentos. “Si el presidente dice que el Estado no sirve y después sus políticas arrojan problemas que el mercado no resuelve, lo que hay que decir es que esa idea no funciona”, sentenció el economista Esteban Guida.

Reunión de Caputo con empresarios supermercadistas para pedir baja de precios
Por Guido Brunet

Desde su irrupción en los medios como analista, Javier Milei siempre expuso su rechazo a cualquier tipo de intervención del Estado en la economía. Lo mismo ha sostenido durante su carrera política hasta su llegada a la presidencia de la Nación. Incluso horas atrás, durante una entrevista con Alejandro Fantino, reiteró uno de sus principios básicos con una de sus frases incendiarias: “El Estado es el enemigo, es una organización criminal violenta”.

Sin embargo, si bien algunas decisiones de la gestión van en ese sentido, otras acciones se contradicen con las propias ideas libertarias. Ya que el ministro de Economía Luis Caputo en varias oportunidades intentó entrometerse en cuestiones de privados, como es el caso de los precios que fijan las empresas y comercios a clientes. De esta manera, el ministro se aleja de los conceptos básicos del liberalismo, que tienen que ver con la no intervención del estado en los precios de la economía.

La presión a empresarios por parte del Gobierno choca con el discurso netamente liberal.

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En primer lugar, se expresó contra las promociones en supermercados u otros locales, ya que no permiten dimensionar la realidad de los precios, que, según el Gobierno, se encuentran a la baja. Luego, comenzó una batalla con las prepagas, por señalar que los empresarios le estaban “declarando la guerra a la clase media” con sus desmedidos aumentos.

El corolario fue la no homologación del acuerdo paritario al que llegaron el gremio de Camioneros con las cámaras empresarias, por considerarlo demasiado alto. Más allá de que Milei siempre manifestó que no se iba a meter en los convenios salariales por ser acuerdos entre privados, ahora el Gobierno interviene para frenar los aumentos. Todas, técnicas, en algún momento, utilizadas por funcionarios de espacios políticos que ellos mismos denostan.

Modelo inviable

El economista Esteban Guida, en diálogo con Conclusión, reflexionó sobre esta contradicción entre la liberación de precios e intentar presionar a empresarios: “La ideología que intenta imponer el Gobierno está equivocada. La realidad lo demuestra y lo convalida la propia gestión del Gabinete. Como toda ideología foránea, cuando se la intenta imponer en otro lugar, se choca con la realidad. Cuando no hay sensibilidad, capacidad política y humana para entender que la realidad pide otra cosa, se empiezan a buscar excusas”.

El especialista abundó: “Lo que que indican los dichos de Caputo es que el libertarismo que está llevando el Gobierno no funciona como mecanismo de eficiencia, porque el liberalismo apunta a la eficiencia”. Y se explayó: “Los mercados no son competitivos. Hay sectores y empresas con capacidad de fijar precios y obtener beneficios extraordinarios. Entonces, una falta de intervención genera ineficiencia, son las ya conocidas ‘fallas de mercado’».

“Si el presidente dice que el Estado no sirve y después sus políticas arrojan problemas que el mercado no resuelve, lo que hay que decir es que esa idea no funciona”, sentenció Guida.

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– ¿Es difícil llevar esa teoría a la práctica de un país?

– No es difícil, es imposible porque no existe en ninguna parte del mundo. Tal vez Milei se quiere transformar en el único y su presencia en los organismos internacionales es para posicionar su propia idea, que ni siquiera es de él, es de otros que tampoco aplicaron en sus propios países. Es una idea externa a la nuestra, que no proviene de nuestra forma de ser. Y porque en política nada se resuelve haciendo lo que solamente uno quiere. Él argumenta que hace eso porque es lo que quiere la gente, pero yo no creo que los argentinos quieran un liberalismo absoluto.

– El país tiene rubros de la economía muy concentrados en pocas manos, con lo cual se pueden fijar precios…

– Pasa en las principales cadenas de valor, como energía, aluminio, acero, alimentos, tocador, electrodomésticos, que suministran a los bienes que se producen. Cuando él plantea la propiedad privada y el orden del mercado como superador lo hace aceptando eso. Porque la eficiencia económica desde la teoría liberal no discute la tenencia original de los recursos ni cómo se distribuye el capital inicial. Entonces es aceptar que la distribución es la que efectivamente tiene que ocurrir, pero se encuentra con los capitales concentrados que le boicotean su supuesta política de precios. Entonces ahí hay otra falla flagrante de la idea que en la práctica no se puede llevar a cabo y se cae el esquema. De todas maneras, venimos con años de inconsistencias, Milei las llevó a un extremo, pero ya venimos de muchos años atrás. Tristemente se ha hecho un mal uso del Estado. Entonces, con habilidad discursiva el presidente destaca todo lo malo que se hizo para denostar una herramienta que el mundo utiliza. Obviamente que si la utilizas mal, te va a dar malos resultados.

– ¿Puede ser efectivo el plan de Milei de provocar una recesión para bajar precios? ¿Y puede ser consistente en el tiempo, no podría haber un ‘efecto rebote’?

– Los supuestos del modelo de la teoría que utiliza Milei no se dan en nuestra realidad porque hay mercados concentrados que dominan sectores estratégicos de la economía. Sus márgenes de ganancias se sostienen aumentando los precios cuando bajan las cantidades. Ellos quieren ganar y está bien. El kiosco de barrio no lo puede hacer, pero cuando hablamos de sectores concentrados de cosas que no podés dejar de consumir es difícil que haya una baja indefinida con una demanda que se retrae indefinidamente. Martínez de Hoz intentó esta política, pero los servicios no transables aumentaron más que los transables y eso generó un pico inflacionario. Por otro lado, cuando tenés un arrastre de la inflación perdés competitividad y el sector exportador exige una devaluación. Entonces, los precios vuelven a subir y perdes la estabilidad de precios que supuestamente te daba la recesión. Todos los modelos que plantean estabilidad con la pobreza son insostenibles. Más en esquemas políticos como los nuestros en donde no nos vamos a quedar cruzados de brazos si nos quieren hacer África. Ya ocurrió en el momento del país que venera Milei. A principios del siglo XX, Argentina tuvo precios internacionales muy favorables, pero solamente el 5% de la población vivía bien. Después de eso vino el peronismo… Argentina ya no es más como en 1910. Por más modernización y lavado ideológico, hay un gen cultural en donde no lo vamos a aceptar. La economía no es una receta, es la organización política de los recursos para atender a las necesidades de la población. Y como la historia siempre mostró se van a confrontar con la realidad. No se puede lograr un sendero de estabilidad sostenida, con un empobrecimiento de la población, en una estructura concentrada, extranjerizada y primarizada. Es incompatible e inconsistente con la Argentina.

¿No era que no había que intervenir?

El ministro de Economía Luis Caputo acusó a las empresas de medicina prepaga de “declararle la guerra a la clase media” por los fuertes aumentos llevados adelante desde el inicio del mandato de Javier Milei. Lo curioso es que fue el propio gobierno libertario el que, a través del mega DNU, desreguló las tarifas de compañías de salud. Ahora, el jefe de la cartera económica pide que morigeren los aumentos.

“Las prepagas le están declarando la guerra a la clase media. Nosotros desde el gobierno, vamos a hacer todo lo que esté a nuestro alcance para defender a la clase media”, fue el llamativo tuit de Luis Caputo en la red social X.

Las empresas de medicina prepaga tuvieron en abril su cuarto aumento consecutivo por encima de los dos dígitos. El incremento fue de 16 y 19%, según cada empresa. Esta suba se agrega al 40% en enero, 27% en febrero y 20% en marzo que decretaron las prepagas en promedio.

En la misma línea, semanas atrás, Caputo había manifestado su rechazo a las promociones 2×1 en el marco del aumento de precios y pidió que se ofrezcan los productos “al precio real”, ya que esta metodología “no le sirve a la gente y no le sirve al país”.

También, a través de su cuenta de la ex red Twitter se mostró en contra de los aumentos en productos alimenticios cuando le respondió a un usuario que se quejaba por el incremento de un café de la marca nacional Cabrales. “En un mes ya va a estar compitiendo con importados, así que no creo que vaya a vender mucho más café a esos precios”, desafió el ministro al empresario.

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En la misma línea, el Gobierno también intervino en las negociaciones paritarias, ya que anunció que no homologará el aumento salarial del 45% (25% marzo y 20% en abril) que el sindicato de Camioneros acordó con el sector empresarial.

Consultado en una entrevista, Caputo indicó que “no lo vamos a homologar porque tiene que tener una lógica la paritaria. Las paritarias son libres, pero vos después, como regulador con la Secretaría de Trabajo, tenés que homologar eso. ¿Por qué vas a homologar algo que te va a generar un problema?”, en una clara afrenta a los principios básicos del liberalismo económico.

 

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