Millones de personas seguían el martes sin electricidad en el sureste de Estados Unidos tras el pasaje del huracán Irma, que devastó los Cayos de la Florida así como las Antillas, donde Cuba y varias islas menores enfrentan una costosa recuperación.

Irma, degradada a depresión tropical luego de ser uno los huracanes más potentes registrados en el Atlántico, continuaba su ruta norte-oeste sobre el estado de Alabama, dispersándose hacia Tennessee. Su arrasadora trayectoria de miércoles a domingo dejó al menos 40 muertos en el Caribe y Florida.

Mientras en Cuba intentaban volver a la normalidad, los territorios europeos de en las Antillas recibían al presidente francés Emmanuel Macron, así como al ministro de Exteriores británico, Boris Johnson, y al rey de Holanda, Guillermo Alejandro, muy criticados por la falta de ayuda para enfrentar la catástrofe.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo este martes que miles de personas se han quedado sin techo y necesitan urgentemente ser alojadas luego de Irma, en especial en las Antillas orientales.

Según la Agencia federal de gestión de emergencias (FEMA), citada por la OMS, unas 192.000 personas estaban todavía en refugios en Florida y poco más de 7.000 en el vecino estado de Georgia.

En Florida, 15 millones de personas continuaban sin energía eléctrica, así como más de un millón en Georgia y 300.000 en Puerto Rico.

El alcance de la furia de Irma se podía ver en los paradisíacos Cayos de Florida, donde tocó tierra el domingo en el extremo sur como huracán categoría 4 y vientos de 209 km/h.

Un 25% de las viviendas de los Cayos fueron destruidas y 60% han sido dañadas, informó el director de FEMA, Brock Long. «Básicamente, todas las viviendas de los Cayos han sido impactadas de alguna manera», dijo.

Los residentes de los Cayos empezaban a volver a casa pero la mayor parte de las tierras bajas de este archipiélago situado al sur de Miami permanecía cerrado al tráfico mientras se evaluaban las condiciones de seguridad de la zona.

La más famosa de las islas, Cayo Largo, ubicada a menos de 150 kilómetros de La Habana y donde el Nobel Ernest Hemingway escribió gran parte de su obra, es un destino casi obligatorio para los cruceros del Caribe con sus innumerables bares y tiendas turísticas.

Pero tras Irma, las vistas aéreas mostraban daños generalizados en lo que suele ser un paraíso para navegantes y fanáticos del buceo y la pesca.

El aeropuerto de Miami reanudó el martes su actividad, pero operando al 30% de sus capacidades. No se espera un regreso a la normalidad antes del final de la semana.

El «horror» en las Antillas

En la costa oeste de Florida, numerosas comunidades ofrecían el misma desoladora imagen de árboles arrancados de cuajo, escombros y techos aplastados. Pero la destrucción es más generalizada en las islas menores de las Antillas, donde Francia, Holanda, Reino Unido y Estados Unidos tienen territorios de ultramar.

Antes de impactar en Estados Unidos, Irma golpeó la pequeña Barbuda y los paraísos tropicales de San Bartolomé y San Martín, las Islas Vírgenes, Puerto Rico, República Dominicana, Haití y Turcas y Caicos.

Macron y Johnson visitaban este martes la zona para ver la escala «sin precedentes» de los daños y tratar de apaciguar la ira de la gente, afectada por saqueos y enojada por la falta de ayuda estatal.

El rey de Holanda llegó el lunes a la región, donde dio cuenta del estado «apocalíptico» de la isla franco-holandesa de San Martín.

En Marigot, la capital de la parte francesa de San Martín, la residente Peggy Brun esperaba que Macron tomara consciencia del «horror» que dejó Irma.

«Devolver la vida a la normalidad es la prioridad absoluta», afirmó el presidente francés en Guadalupe. «Ahora no es momento para la controversia».

Cuba en «recuperación»

En Cuba, las autoridades indicaron que la mayoría de la isla aún está en fase de «recuperación» luego de Irma, que de viernes a domingo recorrió la costa norte de este a oeste con vientos de huracán 4 y 5 (las máximas categorías), fuertes lluvias y penetraciones marinas en ambas costas.

Varias provincias y partes de La Habana continuaban sin electricidad ni agua el martes, pero la vida lentamente volvía a la normalidad con el retorno de la circulación de autobuses de la compañía estatal y el reinicio de actividades en los aeropuertos de la capital y Varadero, los de mayor tránsito internacional.

En La Habana, inundada en varias zonas costeras la noche del sábado al domingo, las aguas ya se habían retirado. El sol brillaba mientras brigadas de trabajadores sacaban de las calles gran cantidad de árboles y ramas y reinstalaban postes eléctricos derribados.

El Malecón, la gran avenida costera de la capital, seguía empero cerrado a la circulación.