MIéRCOLES, 27 DE NOV

Turrones caseros

El turrón es otro de los infaltables en la mesa dulce navideña y tiene una gran historia desde sus comienzos.

El origen del turrón según algunas investigaciones seria en la península arábiga, allá por el siglo XI, con el nombre de turun. El tratado De medicinis et cibis semplicibus, escrito por un médico árabe, es el que ofrece la pista. La teoría apuntaría su llegada a tierras ibéricas e itálicas, donde tuvo épocas de notable esplendor, de la mano de los musulmanes.

Otras historias ubican su invención, por llamar de algún modo a su surgimiento, en fechas más contemporáneas, concretamente durante los reinados de Felipe IV o Felipe V, según la versión. En ambas, el turrón surgió como respuesta a un concurso para buscar un alimento que aguantase largos periodos sin deteriorarse y el nombre por su autor, un confitero de apellido Turrons. Las diferencias las encontraríamos en el contexto: en la historia con el primer monarca esta convocatoria habría tenido lugar durante el asedio a Barcelona de 1651 y, en la segunda, durante una epidemia.

En el siglo XVI el escritor, gastrónomo y cocinero del rey Felipe II, Antonio Martínez Montiño, tenía por costumbre servir en la mesa real turrones durante las celebraciones navideñas. El pueblo, entonces, podría haber seguido las costumbres de su monarca.

En el mismo siglo, en el año 1582, un documento municipal de Alicante señala que «de tiempo inmemorial» se paga el salario a los trabajadores, con motivo de las fiestas de Navidad, «parte en dineros y parte en un presente que se les da, de una arroba de turrones».

Ingredientes:

  • 200 g miel
  • 200 g azúcar
  • 1 clara de huevo
  • 350 g almendras (crudas, peladas)

Preparación:

Primero hay que tostar las almendras en una bandeja en el horno  a 180ºC-200ºC, dejando que las almendras se calienten con el horno. Vigilarlas para que no se quemen y sacarlas cuando estén ligeramente doradas.

Combinar la miel y el azúcar en una sartén a fuego lento y remover la mezcla hasta que el azúcar se disuelva y se incorpore bien en la miel.

Batir la clara de huevo hasta que quede espumosa. Seguir batiendo la clara, echándole muy poco a poco la mezcla de miel y azúcar caliente. Este paso blanquea la mezcla y se debe conseguir una masa blanca y pegajosa que será la base del turrón.

Vertir la mezcla blanca de nuevo en la cacerola y calentarla a fuego lento, removiéndola constantemente para que no se queme. En este paso se reduce el contenido de humedad del caramelo. Se tiene que obtener un caramelo que sea duro y quebradizo cuando se enfríe. Al remover la mezcla constantemente, no vamos a alcanzar la temperatura del etapa de caramelo correspondiente del turrón. El contenido de humedad de la mezcla se va a reducir sin que la temperatura llegue a ser tan alta.

Para comprobar cuándo dejar de cocinar el caramelo, sacar una pequeña cantidad y ponerla en agua fría para enfriarla rápidamente. Debe endurecerse y mantener su forma cuando se enfríe. Cuando esté así,  apagar el fuego y agregarle las almendras tostadas, removiendo todo hasta que se incorporen bien.

Inmediatamente verte la mezcla en moldes rectangulares que pueden ser de silicona. Sacar el turrón del molde cuando se haya enfriado.

Para almacenar el turrón, envolverlo en plástico (cubriéndolo primero con papel de horno o algo parecido para que no se pegue), y guárdalo en un recipiente hermético. Mantenerlo alejado de la humedad para evitar que se ablande.

Últimas Noticias