Aunque su origen, sigue siendo incierto, se da por válida la teoría de que la receta  nació en Extremadura a lo largo del siglo XVIII, concretamente en la localidad de Villanueva de la Serena. Los artífices de esta primera elaboración habrían sido Joseph de Tena Godoy y el marqués de Robledo y pese a las diferentes opiniones de su origen, se coincide en la causa de su aparición: el hambre. En esa época era muy demandado un alimento barato, pero que fuera nutritivo y calmara el hambre, por lo que esta receta cumplía todos los requisitos.

Hoy coincidimos en que existen muchas formas de hacerla, pero la simplicidad es la clave de su éxito. Los huevos son básicos para alcanzar una jugosidad extrema, una buena papa como ingrediente principal, y el aceite de oliva, suave y con denominación de origen, algo fundamental.

Ingredientes:

  • 6 Papas
  • 5 Huevos
  • Sal y Pimienta
  • Orégano
  • 5 Cebollas
  • Aceite de Oliva

 

Preparación:

Lavar las papas secarlas bien y cortarlas en laminas finas. En una sartén grande colocar bastante aceite y freír las papas hasta que estén doradas, sacarlas y colocarlas en un colador o en un plato con papel absorbente y reservarlas.

En un bol se baten los huevos con un poco de sal y el oregano, una vez batidos se añaden las papas, mezclándolas bien con el huevo batido y se dejan reposar unos minutos.

Se prepara de nuevo la sartén en el fuego con dos cucharadas pequeñas de aceite. Se echa la mezcla de huevo y las papas (mover un poco la sartén para que no se pegue la tortilla) cuando se perciba que está cuajada darle la vuelta con un plato grande o una tapa. Se le puede dar vueltas hasta que quede dorada por ambos lados según el gusto.