Por Andrea San Esteban

El impacto inflacionario para los trabajadores asalariados se estima en el 52%, debido a la depreciación del ingreso. Quienes no viven de un sueldo, porque tienen otros ingresos económicos, ven en otra perspectiva los precios, aunque igual retrajeron el consumo.

El instituto Gino Germani, de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, midió el impacto en el salario real de los trabajadores de todo el país. Estos guarismos significarían que desde que asumió Mauricio Macri en la Rosada habría entre 4,5 y 5 millones de nuevos pobres, en el mes de julio, a diferencia de los estudios de la Universidad Católica que marcan mensuraciones diferentes.

La Universidad Católica Argentina (UCA) sostiene, a través de su Observatorio de la Deuda Social, que mide pobreza hace años, que la misma está cercana al 35% por estos días, en la totalidad del país. Es que la casa de estudios había calculado que entre noviembre y marzo se habían originado 1,4 millones de pobres y, según dijo el investigador Agustín Salvia, el tarifazo tuvo un impacto importante en la población con menores ingresos.

Costo de Vida

Se puede notar en una ecuación simple, que las medidas tomadas son para favorecer a sectores de la población vinculados a los sectores exportadores, dejando de lado al trabajador que se ha visto perjudicado, reduciendo su capacidad de consumo y ajustándose el cinturón a niveles imposibles de sostener. Esta situación genera 650 pobres por hora y 10,83 pobres por minuto.

De acuerdo al detalle de los datos del índice de inflación medido por la Universidad de Buenos Aires, UBA, «el aumento del costo de vida de los trabajadores fue motorizado fundamentalmente por el crecimiento de los precios de los productos de los sectores de alimentos y bebidas (29.4%), vivienda y sus servicios (19%) y de transporte y comunicaciones (17%), aportando un total de 65.4% del total de la inflación de los trabajadores entre junio de 2015 y junio de 2016».

Además, el informe de la UBA registró una inflación mucho mayor entre los trabajadores registrados de menores ingresos, con respecto de los trabajadores de mayores ingresos, con una considerable diferencia en el impacto del 25,3%, con lo cual la inflación interanual asciende a un 52.6% para los hogares más vulnerables.

Poder adquisitivo

En cuanto al desplome del salario real, si se toman como puntos de análisis los meses de noviembre de 2015 y junio de este año, el poder adquisitivo sufrió una dura merma.

La inflación anual medida de abril a abril fue de 40,5 por ciento. Y la proyección para este año, partiendo de que durante el primer cuatrimestre fue cercana al 20 por ciento, indica que vamos a terminar el 2016 con un alza de precios más cerca del 40 por ciento, que del 25 que se planteó como meta la Casa Rosada.

El Gobierno nacional, amante del sistema privatista, debería tener en cuenta que más del 70% del empleo privado es generado por los sectores manufacturero, comercial, construcciones, transporte, almacenamiento, turismo y educación, espacios donde la inflación pego duro. Entre todos representan más de 7 de cada 10 empleos. Si se suma el sector público nacional, provincial y municipal, generan 9 de cada 10. Esta importancia también tiene su correlato en términos de valor agregado y PBI, ya que los sectores mencionados representan más del 80 % de la producción anual del país que existe cuando hay demanda que les compre. En la mayoría de los casos mencionados, la demanda doméstica es la más importante. La externa, cuando la hay, es complementaria. Por lo dicho se puede afirmar que 9 de cada 10 empleos dependen del mercado interno, hoy consecuentemente contraído. Cuando este se reduce, la producción y el empleo corren serios riesgos. Justamente, es lo que viene ocurriendo desde la asunción de la nueva gestión. Los despidos en estos sectores continuaron y su consiguiente aumento de desocupados, engrosando el numero de nuevos pobres.