Por Esteban Guida*

Algunas estadísticas recientemente divulgadas por los organismos oficiales sobre la actividad económica nacional arrojan guarismos positivos, luego de la mala performance que venían mostrando desde hace tiempo. Sin embargo, un análisis apresurado y motivado por el optimismo propio de un ambiente electoral puede conducir a un diagnóstico equivocado.

La actividad manufacturera comenzó el año con el mismo sendero bajista presenciado en 2016; en los primeros cuatro meses del año 2017 la caída rondó, en promedio,el 2,5%. Sin embargo, en mayo y junio se observa una recuperación en la industria (2,7% y 6,6%, respectivamente)con respecto a idéntico mes del año anterior, que si bien resulta una buena noticia, no alcanza para recuperar la mala performance obtenida durante el año pasado.Específicamente, a junio de 2017, el acumulado anual respecto a igual periodo del año anterior no presenta variaciones positivas ni negativas (es decir, cero por ciento).

Los productos minerales no metálicos, las industrias metálicas básicas, las automotrices  el resto de las metalmecánica crecieron tanto mensualmente como en el comparativo de su acumulado anual. Los productos minerales, la industria automotriz y el resto de la industria metalmecánica fueron los que exhibieron los mayores crecimientos mensuales con 18%, 15,9% y 15,4%, respectivamente.

Tras más de un año de contracciones, el sector de la construcción es otra de las áreas en las que se observa recuperación. Desde marzo que se registra un crecimiento mensual que promedia 12%. Particularmente, en junio, se registran los mayores incrementos del sector en lo que va del año: 17% con respecto al mes anterior y 7,1% respecto al acumulado registrado en la primera mitad de 2016. A pesar de que en los seis primeros meses del año el sector creció alrededor de 7 puntos porcentuales respecto del mismo periodo de 2016, aun no alcanza a compensar el detrimento del 12,4% sufrido en 2016. Por tanto, la construcción todavía no alcanza los valores registrados en 2015.

Para algunos rubros, sin embargo, la recuperación todavía no termina de revertir la caída. Por ejemplo, la industria alimentaria creció 3,2% en junio respecto del mismo mes de 2016, pero en el acumulado de la primera mitad del año cayó 0,6% en comparación con el primer semestre del año anterior.

Los rubros que observan incrementos en junio, en comparación con el mismo mes de 2016, son: la producción de bebidas (17,8%), carnes rojas (9,3%), yerba mate y té (8,0%), azúcar y productos de confitería (7,8%), carnes blancas (2,1%) y productos lácteos (1,3%). Para esta comparación, se registra una baja en la molienda de cereales y oleaginosas (-7,4%).

La actividad textil presencia otro mes de baja (-4% mensual) y en el acumulado del primer semestre registra una caída del 14,6% con respecto a igual período del año anterior. La reducción en la producción de hilados de algodón acumuló 25,3% y los tejidos -12,2% en el acumulado anual respecto a igual periodo de 2016.

Las industrias del papel y cartón, de la edición e impresión, de la refinación del petróleo, y de sustancias y productos químicos presentaron alzas mensuales en junio pero cayeron en sus acumulados.

Por otra parte, hay que tener muy en cuenta el incremento del 15,5% en las importaciones de bienes de consumo relativas al primer semestre del 2017, con respecto a idéntico periodo de 2016. Los bienes que registraron las mayores variaciones fueron: animales vivos y productos del reino animal (62%), productos del reino vegetal (20,5%), productos alimenticios, bebidas y tabaco (31,9%), materiales textiles y sus manufacturas (25%), calzado y otros (17,6%), y materiales de transporte por (67%).

Estos aumentos en las compras externas de bienes finales y de consumo se desarrollan en un contexto donde las principales industrias nacionales que los producen presentan bajas en su producción y las ventas minoristas acumulan 18 mesesconsecutivos de caída (casi la misma cantidad que lleva Mauricio Macri en la presidencia). Según la CAME, las ventas minoristas cayeron un 1,4% con respecto al mes pasado, y el consumo acumuló una baja cercana al 7% en 2016 y del 3% en la primera mitad del 2017.

Se observa que la caída en la producción nacional se da en aquellos sectores donde los bienes son más sensibles a la apertura comercial. Estos bienes transables son los primeros que padecen el reemplazo o la sustitución por importaciones dado que suelen ser menos costosos que lo originales.

A pesar de las buenas noticias coyunturales, hay que ser muy cautelosos a la hora de celebrar los nuevos guarismos. En los primeros meses de anteriores gobiernos argentinos de corte neoliberal (semejantes al actual) también se registraron buenos indicadores macroeconómicos, pero el modelo económico que se estaba gestando concentraba la riqueza, endeudaba al país y precarizaba las condiciones laborales.

Los buenos indicadores que se observan actualmente, no son suficientes para retornar a los niveles de actividad que había alcanzado la industria nacional. La duda está puesta en un  modelo económico que puede generar riqueza, pero no resuelve el problema de la equidad distributiva y la inclusión social.

*Licenciado Esteban Guida- fundacion@pueblosdelsur.org