Alquilar un monoambiente en Rosario durante el mes de septiembre implicó una renta media de $78.000, mientras que un inmueble de dos habitaciones rondó los $99.500 y uno de tres ambientes, los $140.000, según un informe del Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (CESO).

Con comparación al mes de agosto, la renta de un monoambiente aumentó 18,2%; la de un departamento con dos habitaciones, un 10,6%; y un inmueble de tres dormitorios subió mensualmente un 21,7%. En la medición interanual –es decir, en comparación a septiembre de 2022– las alzas fueron de 110,8%, 99% y 122,2%, respectivamente.

El fuerte aumento en el valor de los alquileres –que en algunos casos superó a la inflación de agosto, que fue del 12,4%– se explica, en buena medida, por la media sanción que la Cámara de Diputados le dio a una nueva ley de alquileres, lo cual aumentó la incertidumbre del mercado inmobiliario y generó una pausa en el cierre de contratos a la espera de mayores definiciones sobre las condiciones contractuales que regirán en el caso de que se derogue la ley actual.

Con respecto a los contratos que están próximos a vencer, muchas inmobiliarias o propietarios los renuevan por plazos menores a un año –lo cual está fuera de la ley– y con precios más altos que los que establece la legislación vigente, que apunta que el monto de la renta debe ser un promedio entre la inflación y la evolución de los salarios. Esta situación contribuyó a un incremento significativo en los costos de vivienda.

Por otro lado, se suma la devaluación que tuvo lugar tras las elecciones primarias, que aceleró la inflación y explicó también en parte los saltos que se dieron en los precios de oferta del último mes, principalmente en las unidades de uno y tres ambientes.

Sin embargo, desde el CESO apuntaron: “De cualquier manera, en líneas generales el mercado viene siguiendo variaciones interanuales de precio similares a las del Índice para Contratos de Locación, que regula la actualización de los alquileres dentro de un contrato ya vigente, y mostró un incremento interanual de 113% al primer día hábil de septiembre”.

Sin embargo, la suba en el precio de los alquileres golpeó significativamente a aquellas personas que reciben los menores ingresos: un jubilado que cobra la mínima (que en septiembre fue de $114.460 al sumar el haber y el bono) debió gastar el 68,1% de sus ingresos para pagar la renta de un monoambiente.

En tanto, un trabajador que percibe el salario mínimo, que en septiembre fue de $118.000, debió destinar el 66,1% de sus ingresos para pagar el alquiler de un monoambiente.