Por Carlos Duclos

Como decía Séneca, “prefiero molestar con la verdad que complacer con adulaciones”, pero como quien esto escribe no es el gran pensador, se tendrá que conformar con expresar que es preferible molestar con una opinión a permanecer en silencio o mentir para quedar bien. Y dicho esto, pásese de inmediato al asunto que provoca esta columna: la indignación de muchísimos vecinos de Rosario hecha notoria en una marcha multitudinaria de personas de todas las clases y edades que se unieron en un punto común: pedir que cese la ola de inseguridad que aflige a Rosario.

El clamor de la gente es clamor sagrado, por aquella verdad de “Vox populi, vox dei”. Y  ese clamor no puede ser desoído por los destinatarios del mensaje: jueces, gobernantes provinciales y municipales y, añade quien esto escribe, también jueces y funcionarios federales, porque  una causa importante del delito es el narcotráfico y de esto es responsable el gobierno nacional.

Pero es muy cierto que la responsabilidad inmediata es de quienes conducen el territorio provincial y municipal quienes, de un tiempo a esta parte, no atinan  a ofrecer soluciones que mitiguen el tsunami delictivo que es real, y no una mera “sensación”, farsa a la que apeló gran parte del movimiento político y ciertos pensadores criollos,  para disimular, tapar o esconder una situación grave que tenía y tiene a mal traer a los vecinos.

Como la única verdad es la realidad (certeras palabras del ex presidente Perón) ésta se terminó imponiendo y la farsa de la “sensación” se desplomó y fue abandonada como caballito de batalla para negar la realidad.

Y la realidad es robos, muertes, dolor de inocentes que estalló hace unos minutos, unas horas, en el batir de palmas que partieron de espíritus enojados y entristecidos; sufridos e indignados. Les sobran motivos a estas almas rosarinas para estar así. Así, con esa mirada de melancolía y de reproche.

Con la vida no se juega, no se improvisa, no se anda macaneando con medidas  que son para quedar bien o para no quedar tan mal. La vida está por encima de los principios políticos, de las ideas filosóficas. Y el interés del vecino, del ciudadano, su deseo, su anhelo, no puede ser ninguneado ni por incapacidad, ni por defender pautas ideológicas, ni por compromisos políticos.

Hace unos minutos, unas horas (al momento de escribir esta breve reflexión) la gente ha gritado ¡justicia! Se equivocan aquellos que piensen que esto es una demanda formulada solamente al Poder Judicial (de hecho la multitud fue a Gobernación luego de Tribunales). En la palabra justicia, la gente incluye “prevención”, acción para impedir la ola de robos y muertes que sume en el miedo, el terror y el dolor a muchas familias. Los poderes de la República, todos, son corresponsables en la tarea de satisfacer esta  demanda social y es una falta de respeto andar tirando el sapo muerto a otro,  improvisar “proyectos”, o llamar a conferencias de prensa para anunciar actos que va de suyo son obligatoriedad del funcionario realizarlos.

La gente ha batido palmas, que algunos oídos escuchen.