Las bombas volvieron a caer el viernes sobre los barrios rebeldes de Alepo, donde intensos ataques aéreos del régimen sirio y su aliado ruso sembraron muerte y destrucción como preludio a una amplia operación terrestre.

Esta oleada de obuses y bombas contra la parte de la ciudad donde viven 250.000 habitantes se produce cuando los jefes de la diplomacia rusa y estadounidense tienen que reunirse el viernes en Nueva York para abordar el restablecimiento de la tregua en el país, que se interrumpió el lunes.

Según un periodista de la AFP en la parte rebelde de Alepo, los bombardeos se suceden de forma incesante, las destrucciones son considerables y los servicios de urgencia no dan abasto. Aviones de reconocimiento toman fotografías aéreas antes de que un escuadrón de cazas rusos o sirios disparen misiles.

Los edificios están totalmente destruidos y los habitantes se encuentran debajo de los escombros sin poder ser socorridos, como en el barrio de Al Kallasé, donde los equipos de rescate buscan desesperadamente, solo con un bulldozer y sus propias manos, entre los gigantescos cascotes de tres edificios derrumbados.

Dos centros de los «cascos blancos» (los rescatistas de la oposición siria) fueron alcanzados en los bombardeos. Uno de ellos resultó totalmente destrozado y una ambulancia y un vehículo quedaron inutilizables.

Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), al menos siete personas murieron en estos bombardeos pero el balance podría agravarse porque muchas personas se encuentran bajo los escombros.

 

* Por Karam Al-Masri.