Israel intensificó con fuerza sus ataques contra la Franja de Gaza, bombardeando todo el enclave palestino y matando a centenares de personas en una nueva fase más extensa de la guerra que, según Washington, contradice las promesas israelíes de tratar de proteger a los civiles.

El Ejército israelí informó el viernes que había atacado más de 450 objetivos en Gaza desde tierra, mar y aire en las últimas 24 horas, la mayor cantidad desde que se rompió la tregua la semana pasada y cerca del doble de las cifras diarias que se suelen comunicar desde entonces.

El secretario general de la ONU, António Guterres, denunció una «espiral de pesadilla humanitaria» al declarar que en Gaza no existe una protección eficaz de la población civil y que ningún lugar del enclave es seguro.

«A la población de Gaza se le dice que se desplace como una bola de pinball humana, rebotando entre zonas cada vez más pequeñas del sur, sin ninguno de los elementos básicos para la supervivencia», declaró, refiriéndose a las instrucciones israelíes a los civiles de Gaza para que se desplacen a zonas seguras.

La Casa Blanca afirmó que Israel puede hacer más para reducir el número de víctimas civiles y que Estados Unidos comparte la preocupación internacional por la situación humanitaria en Gaza.

Con la gran mayoría de los habitantes de Gaza desplazados y sin acceso a ayuda alguna, los hospitales saturados y sin alimentos, la principal agencia de la ONU en la zona afirmó que la sociedad está «al borde de un colapso total».

Tanto los residentes como el Ejército israelí informaron de los combates más intensos en zonas del norte -donde Israel afirmó que sus tropas completaron en gran medida sus tareas el mes pasado-, así como en el sur, donde lanzaron un nuevo asalto esta semana.

El Ministerio de Salud de Gaza informó el jueves la muerte de 350 personas, lo que eleva a más de 17.487 el número de fallecidos en los dos meses de campaña israelí en Gaza, con miles más de desaparecidos y presuntamente sepultados bajo los escombros.

El viernes por la mañana hubo más bombardeos en Jan Yunis, en el sur, en el campo de Nusseirat, en el centro, y en la Ciudad de Gaza, en el norte.

«Sigue siendo imperativo que Israel dé prioridad a la protección de los civiles», dijo el jueves el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken. «Y sigue habiendo una brecha entre (…) la intención de proteger a los civiles y los resultados reales que estamos viendo sobre el terreno».

MIEDO CERCANO A LA MUERTE

Israel inició una campaña para aniquilar al grupo Hamás tras la incursión del 7 de octubre en territorio israelí en la que sus combatientes mataron a 1.200 personas y apresaron a más de 240 rehenes, según los recuentos israelíes.

Desde entonces, la inmensa mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza han sido expulsados de sus hogares, muchos obligados a huir tres o cuatro veces, con sólo las pertenencias que pueden cargar.

Israel ha señalado que está proporcionando detalles sobre qué zonas son seguras y cómo llegar a ellas, y afirma que Hamás es culpable de los daños que sufren los civiles porque actúa entre ellos, acusación que el grupo islamista niega.

Hamás informó que los combates más intensos con las fuerzas israelíes eran en el norte, en el distrito de Shejaia de la Ciudad de Gaza, así como en el sur, en Jan Yunis.

El principal portavoz militar israelí, el contraalmirante Daniel Hagari, refirió que Israel había detenido a más de 200 sospechosos de Gaza en las últimas 48 horas y que decenas de ellos habían sido trasladados a Israel para ser interrogados, añadiendo que entre ellos había comandantes de Hamás.

El brazo armado de Hamás señaló que había frustrado un intento de liberar a un soldado israelí capturado, que, según dijo, fue saldado con su muerte, y que los bombardeos israelíes sobre Gaza habían causado la muerte y heridas a otros rehenes israelíes.

  Los periodistas de Reuters en el sur de la Franja de Gaza han sido testigos de cómo un número sin precedentes de muertos y heridos desbordaban el hospital Nasser de Jan Yunis, donde el jueves no había sitio en el suelo para los pacientes desparramados por las baldosas manchadas de sangre.

Ahora que los combates se extienden en todas direcciones, no queda ningún lugar al que huir, dijo Yamen, refugiado en una escuela del centro de Gaza con su familia.

«Dentro de la escuela es como fuera: la misma sensación de miedo a estar cerca de la muerte, el mismo sufrimiento», dijo. «Todos los días decimos que, de algún modo, hemos sobrevivido.

Pero, ¿por cuánto tiempo?».

Thomas White, director en Gaza de UNRWA, la agencia de ayuda de la ONU para los palestinos, escribió en X: «El orden civil se está desmoronando en Gaza -las calles parecen salvajes, sobre todo al anochecer-, algunos convoyes de ayuda están siendo saqueados y los vehículos de la ONU apedreados. La sociedad está al borde del colapso total».