La pandemia de coronavirus acentuó la crisis en Bolivia, no solo por el colapso sanitario sino por la desintegración política que sumergió al país en un clima de ingobernabilidad, por lo que Evo Morales advirtió sobre el peligro de la aparición de una dictadura militar.

El gobierno de facto que conduce Jeanine Áñez ya amenazó con «meter bala» en medio de las protestas sociales que elevaron la tensión al cumplirse nueve días de reclamos por la postergación de las elecciones presidenciales, ahora pasadas al 18 de octubre.

El pueblo boliviano desbordó ante esta última modificación y salió a las calles para expresarlo, tras padecer meses de coronavirus, recesión de la economía, pérdida del empleo y una represión brutal a manos de la policía y el ejército, entre otros males.

Mientras el gobierno de Áñez se preocupa en descalificar a Luis Arce, el candidato del partido de Morales que punteaba en las encuestas, a principios de la semana pasada la Central Obrera Boliviana (COB) llamó a una huelga general para manifestarse.

Así, las organizaciones campesinas, los sindicatos mineros, estudiantes universitarios y otros grupos radicalizados se han unido a la movilización, que ahora se ha propagado a la mayor parte del país, en donde se cuentan ya 77 bloqueos de ciudades estratégicas.

La medida en cuestión provocó que las fuerzas de seguridad salieran a las calles a desplegar sus operativos de represión contra los manifestantes. Aunque la presidenta llamó a un «diálogo» con los manifestantes, todo se salió de las manos hacia el fin de semana.

En este contexto, Evo Morales advirtió que ya está en marcha un intento por perpetrar otro golpe y establecer un gobierno cívico-militar para impedir las elecciones. En consonancia con el pueblo, opina que «este gobierno está cometiendo barbaridades».

En sus redes sociales, el mandatario informó que francotiradores armados «por Estados Unidos» se han desplegado a las zonas de El Alto, a orillas de la capital La Paz y del Chapare, en Cochabamba, ambos bastiones de su propio partido. Mientras tanto, paramilitares encapuchados atacaron a los manifestantes y amenazan a los que se encuentran reunidos frente al Supremo Tribunal Electoral en La Paz.