A raíz del ataque ordenado por Donald Trump y países aliados, un análisis del periodista Stefano Polli para la agencia Ansa, considera que “los lanzamientos misilísticos del fin de semana se parecen mucho a los del año pasado, sucesivos a otro ataque químico de parte de Damasco. No parece que Al Asad se haya espantado demasiado”.

“Por el contrario, apoyado por Rusia e Irán, reconquistó terreno en estos últimos meses erigiéndose además, de un modo surrealista, en vencedor de la lucha contra el terrorismo. Y usó nuevamente gases tóxicos. Sin duda Washington y París deberían mostrar las pruebas irrefutables sobre el uso de arma químicas que dicen tener: evitarían nuevas polémicas y referencias a las evidencias de Colin Powell ante la ONU sobre las armas químicas iraquíes, nunca halladas en Irak”, continúa Polli´.

En otro tramo, el analista menciona que “una regla básica de la geopolítica indica que los vacíos diplomáticos se llenan rápidamente y eso es lo que está ocurriendo en Siria”.

“Rusia reconquistó su papel político y militar, Al Asad tuvo tiempo de recuperarse tras haber estado a un paso de la derrota e Irán alcanzó los objetivos que buscaba desde hace décadas, haciéndose de instalaciones militares a un soplo de la frontera israelí”.

“Mientras tanto, Donald Trump siguió hablando de la partida estadounidense y dijo querer devolver a su casa a los aproximadamente 2.000 militares de Washington que apoyaron a las milicias kurdas en Siria”.

Luego, asegura que “Trump no es George W. Bush y no quiere exportar la democracia. Es un exponente de la derecha aislacionista y considera que Estados Unidos no puede y no debe resolver los problemas del mundo”.

Además, estableció que “mientras bombardea en Siria sigue pensando en una cumbre con Vladímir Putin. Por otra parte, el lanzamiento de misiles fue cuidadosamente anticipado a los rusos para evitar cualquier tipo de incidentes”.