Los gremios no van a permitir un Pacto Social en el que la condición sea que los trabajadores «pierdan de antemano y sean los únicos que paguen la crisis», advirtió el secretario General de la CTA Capital, José «Pepe» Peralta.

Los gremialistas más importantes del país se vienen preparando para asistir a la mesa de negociaciones con los empresarios que propondrá la administración de Mauricio Macri a mediados de enero para alcanzar un Pacto Social que disperse riesgos sobre la gobernabilidad.

En declaraciones a AM 950 Belgrano se quejó por «la falta de soluciones» a los pedidos de los trabajadores y «la escasa o nula respuesta de los empleadores» que en 2015 «obligó a profundizar aún más la presencia en las calles».

Y al referirse a las negociaciones que se vienen, agregó: «No vamos a permitir un diálogo en el acuerdo social donde la condición sea que los trabajadores pierdan de antemano y sean los únicos que paguen la crisis».

En 2015 hubo un 20 por ciento más de protestas sociales en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, según un relevamiento elaborado por la Central de Trabajadores de la Argentina Capital, desde el 1
de enero hasta el 26 de diciembre pasado.

La CTA tomó como parámetro la cantidad de reclamos sociales y laborales en los que la entidad participó directa o indirectamente en las calles de la Ciudad: en 2015 se movilizaron más de 500.000 trabajadores y la entidad gremial vaticinó que 2016 «podría ser aún peor».

Peralta dijo que los gremios buscarán «ampliar el espectro de lucha y pelea por las necesidades irresueltas de los trabajadores»y agregó que «ya desde antes de las elecciones se vislumbraba unaprofundización de los conflictos».

El objetivo que se propuso el Gobierno es alcanzar un Pacto Social que frene la conflictividad social y reduzca la inflación a través de un acuerdo de precios y salarios, pero los gremios quieren hablar de «recomposición» del poder adquisitivo.

El fuerte aumento de la canasta básica registrado en el último mes por las expectativas de devaluación golpeó con fuerza al poder adquisitivo de los trabajadores, y si bien en el Gobierno hablan de «recalcular» los precios, los empresarios ya anticiparon que no darán marcha atrás.