LUNES, 02 DE DIC

El falso final del juicio a Los Monos

El lunes 9 de abril, los jueces provinciales deberán leer la sentencia de este proceso judicial por asociación ilícita a la familia Cantero, pero cuando eso suceda poco o casi nada quedará como respuesta a tanto dolor sufrido por las familias de las chicas y los chicos asesinados en los últimos diez años

Por Carlos Del Frade

-Yo bendigo los bunkers porque le dan trabajo a los pibes. La droga es la mayor fuente laboral – dice un extraordinario cristiano comprometido hace cuatro décadas con su pueblo en la zona sur de la provincia de Santa Fe. Sabe él, mejor que nadie, que su palabra resonará casi en soledad para despedir a esos mismos chicos cuando sean asesinados por las balas de las bandas y la policía que los usa. Esa feroz postal del narcotráfico es la que no fue explicada en ninguna de las 43 audiencias del proceso judicial que se llevó adelante en el nuevo edificio de los tribunales de la justicia penal rosarina a la banda de “Los Monos”.

Esa misma tarde, mientras terminaban los acusados de decir sus alegatos, donde no faltaron citas ni a Perón ni Sócrates ni Jesús, una parte de la justicia federal rosarina emitió una resolución de 180 páginas por la que, por primera vez en veinte años, intentará juzgar a la mayor organización de venta de cocaína y marihuana del interior del país, justamente, por narcotráfico. Cuando era evidente el estridente silencio y la pesada ausencia de la justicia federal, rayanos a la complicidad, apareció este escrito donde, por primera vez, hablan de proveedores y distintos roles en la organización que se desarrolló a partir de los barrios Las Flores y La Tablada.

El lunes 9 de abril, los jueces provinciales deberán leer la sentencia de este proceso judicial por asociación ilícita a la familia Cantero. Pero cuando eso suceda poco o casi nada quedará como respuesta a tanto dolor sufrido por las familias de las chicas y los chicos asesinados en los últimos diez años en esta geografía que, alguna vez, fuera obrera, industrial, portuaria y ferroviaria.

No hay historia para Los Monos. Y sin historia es imposible explicar su origen, desarrollo, auge y continuidad. Sin historia no hay cómplices políticos, económicos, empresariales y judiciales. Las causas judiciales, tanto en la provincial como en la inverosímil justicia federal, toman períodos de tiempo muy acotados y con pruebas que raramente vayan más allá de las escuchas telefónicas.

¿Quiénes llevaron a Los Monos hacia el negocio del narcotráfico?
¿Quiénes les suministraron y les suministran las armas?
¿Quiénes le permitieron lavar dinero en el sistema financiero rosarino o santafesino?
Esas respuestas no emergieron del proceso judicial.

Tal vez por esas limitaciones, el juicio histórico a Los Monos terminó siendo observado por solamente tres periodistas y casi ningún representante de la denominada clase política municipal rosarina o provincial.

Los abogados defensores se dieron el lujo de ironizar sobre el material de prueba y especialmente sobre el dinero manejado por la banda: “Quedaron tres empanadas”, sostuvo uno de ellos citando una famosa escena protagonizada por Luis Brandoni en “Esperando la carroza”.

Habrá que ver qué dicen los jueces el próximo nueve de abril.
Después del proceso y los 43 días de audiencias, no hay mucha diferencia entre “buenos” y “malos” policías. Un problema que suele ser letal para la sociedad. La multiplicación de casos de gatillo fácil no es patrimonio únicamente de la provincia de Santa Fe, como tampoco la necesaria participación de este brazo armado de los estados en los negocios principales del capitalismo como es el narcotráfico. Difícil encontrarle lógica al viejo jueguito de policías y ladrones. Esa frontera ya no existe y eso quedó comprobado en este juicio “histórico” que terminó el martes 27 de marzo de 2018.

Los principales referentes del frente gobernante en la provincia de Santa Fe están a la espera de una condena ejemplar que muestre la decisión que dijeron haber tenido para llevar a juicio a la principal banda narco que todavía no fue juzgada por narco. Pero si el tamaño de la sentencia es proporcional al tamaño de las pruebas, es posible que no haya un resultado acorde a las expectativas depositadas en el proceso judicial.

-¿Quién me devuelve la vida de mi hija que se murió en un accidente automovilístico porque fue a visitar al tío al que lo detuvieron allá en el sur?. ¿Quién se hace cargo de esa vida? – nos dijo Lorena Verdún, ex compañera de Claudio “Pájaro” Cantero, cuyo asesinato, el 26 de mayo de 2013, desató una seguidilla de muertes y venganzas que generó la respuesta de parte del poder judicial santafesino. Lorena, acusada de integrar la banda, no dice nada de las otras vidas jóvenes que están en el entramado de los últimos diez años de la historia de esta organización. De chicas y chicos que, como su hija, merecían seguir vivos sobre esta cápsula espacial llamada planeta Tierra.

Cerró el proceso judicial contra Los Monos.
Vendrá la sentencia.
Pero la verdad sobre el negocio narco no ha sido descubierta ni en Rosario, la provincia y el país.
Quizás porque la verdad es contraria al negocio y el sistema necesita la continuidad del negocio y no la aparición de la verdad.

La verdad está en el dolor de esas chicas y esos chicos que hoy encuentran trabajo en los bunkers y que son bendecidos por sacerdotes desesperados.
La verdad está en que los grandes negocios del capitalismo necesita, indefectiblemente, la sangre derramada de los más humildes.
Por eso no hay historia, ni cómplices.
Solamente títeres, más o menos macabros, que serán condenados para que otros ocupen su lugar.

Fuente: Entrevistas, lecturas de causas judiciales y presencia en muchas de las 43 audiencias del juicio a Los Monos del autor de esta nota.

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