La Casa Curutchet, una construcción situada en la ciudad de La Plata que lleva la firma de Charles Le Corbusier (1887-1965) y conserva su sesgo intemporal e innovador a pesar de que fue diseñada en 1949, fue declarada hoy Patrimonio de la Humanidad por el Comité de la Unesco junto a otras 16 construcciones del arquitecto suizo.

La vivienda, única construcción realizada en la Argentina por Le Corbusier, fue diseñada a pedido del médico Pedro Domingo Curutchet por el célebre arquitecto suizo, quien mantuvo una fluida relación con la Argentina a lo largo de varias décadas a partir de 1930, cuya influencia se detecta en el edificio de la Biblioteca Nacional construido sobre la calle Agüero.

La candidatura de la Casa Curutchet, ubicada en Avenida 53 Nº 320 entre 1 y 2, fue presentada no sólo por Argentina sino también por Bélgica, Francia, Alemania, Suiza, India y Japón.

«Le Corbursier es uno de los más grandes arquitectos del siglo XX y su trabajo, tanto edificado como teórico, ha tenido un gran impacto en el mundo y demuestra grandes cambios técnicos y conceptuales del Movimiento Moderno en el campo de la arquitectura y el urbanismo», señala en su web la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura tras comunicar hoy en Estambul la decisión de incluir 17 obras del suizo como Patrimonio de la Humanidad.

Además de la construcción emplazada en La Plata figuran en la nómina la Casa Doble de la Weissenhofsiedlung en Stuttgart (Alemania) y la L’Unité de Habitation, en Marsella, apoyada en pilotes, con jardí­n en la azotea y una planta de comercios internos.

El Comité de Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, reunido en la metrópolis turca desde el pasado dí­a 10, decidió acortar en tres dí­as y cerrar hoy su encuentro tras el intento golpista de Turquí­a del pasado viernes.

En su diseño innovador, la Casa Curutchet reúne los principios fundamentales de la arquitectura de Le Corbusier, desde la fachada libre y la construcción sobre pilotis, hasta la inclusión de una terraza jardí­n y un funcionamiento integral a medida del hombre.

La casa se depliega sobre una superficie de 9 por 20 metro, entre medianeros y frente a la Plaza Rivadavia, generando un diálogo entre el contexto y la casa, a través de un parasol frente a la terraza de la fachada norte que se integra a la lí­nea de edificación de las viviendas vecinas.

Su construcción fue empujada por el deseo de Domingo Curutchet, un médico platense que ganó prestigio por sus avances en el campo de la cirugí­a dental y su peculiar temperamento, que lo llevó a renegar de las instituciones sanitarias de la época y a operar a sus pacientes en habitaciones y consultorios que alquilaba en el pueblo de Lobería, donde ejerció su profesión por varios años hasta que se radicó en La Plata.

Obsesivo y meticuloso como en su labor, para construir su residencia platense el médico hizo un relevamiento entre los más reputados arquitectos locales como Jorge Ferrari Hardoy o Antonio Bonet -un español radicado en Bueno Aires- hasta que decidió contactar a Le Corbusier.

El arquitecto suizo, que además de esta obra dejó en la Argentina múltiples discí­pulos y varios proyectos urbaní­sticos, aceptó el ofrecimiento pero dejó en claro que no viajarí­a al país, por lo que designó a Amancio Williams a cargo de la dirección de la obra, quien no cobró nada en concepto de honorarios a lo largo de los seis años que duró la obra.

El diseño de Le Corbusier contempla una edificación desdoblada en dos volúmenes independientes: por un lado el sector destinado a consultorio sobre el frente y por el otro, hacia atrás, la zona de vivienda, ambos espacio articulados por el patio y la rampa de acceso que se inicia en la puerta de entrada organizando la circulación interior en forma de paseo ascendente.

Fascinado con los resultados del proyecto, Curutchet le escribió a Le Corbusier: «La jerarquí­a de la obra fatigó los cerebros (…). El público general va comprendiendo cada vez mas esta obra que les pareció tan extraña al principio. Esta es ‘la obra de Le Corbusier’; me honra ser el propietario. Así­ lo digo y quiero que se repita. Usted puede hacer cualquier indicación que será cumplida y agradecida. Es y seguirá siendo su casa».

La vivienda, erigida entre 1949 y 1953, sumó visibilidad en 2009 cuando fue escenario de la pelí­cula «El Hombre de al lado», dirigida por Mariano Cohn y Gastón Duprat, que narra en clave satírica pero con toques de suspenso un interminable conflicto entre dos vecinos por una pared medianera.

En la actualidad, funciona como la sede del Colegio de Arquitectos de La Plata, institución que la alquila a los herederos del dueño original.