La confirmación del senador Jeff Sessions como fiscal general de EE.UU. se convirtió ayer en la primera gran pulseada entre grupos de derechos civiles y activistas hispanos con la Administración del presidente electo Donald Trump y el nuevo Congreso de mayoría republicana.

Estos grupos presionan desde hace días a miembros del Senado para que rechacen la nominación de su compañero en la Cámara alta al afirmar que quedarán marcados si deciden respaldar la elección de este político, conocido por sus duras posturas en inmigración. «El senador Sessions simplemente no reúne las condiciones que se necesitan para ser el fiscal general de la Nación y, por lo tanto, todo senador responsable debe hacer lo posible para negarle un puesto tan importante», declaró el director ejecutivo de Alianza Américas, Oscar Chacón.

El senador, a quien sus pares le negaron hace 30 años un cargo de juez federal por sus tendencias racistas, no ha moderado sus oponiones e incluso calificó de antipatriotas a varias organizaciones defensoras de los derechos civiles.