Malestar y bronca fueron las mayores coincidencias entre algunos de los dirigentes sindicales tras la convocatoria presidencial de ayer a la Casa de Gobierno para firmar un acuerdo con empresarios, para que por 90 días no haya despidos.

Voceros gremiales, que ayudaron a reconstruir el encuentro, señalaron que el momento más álgido con la decena de sindicalistas se vivió cuando Mauricio Macri los instó a participar de la firma del acuerdo para mantener los empleos durante tres meses.

Esta mañana, en diálogo con radio 10, Gerardo Martínez, de la Uocra, se mostró satisfecho con el anuncio.

Sin embargo, otros participantes de la reunión confiaron a Télam que uno de los dirigentes más enojados fue el titular del gremio de Obras Sanitarias, José Luis Lingeri, quién le expresó al presidente su desconfianza con los empresarios que se encontraban allí porque «son los mismos empresarios que estuvieron con Cristina Fernández de Kirchner y ahora están con vos».
Allegados al titular de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, sostuvieron ante Télam que la reacción de los «dirigentes sindicales fue negativa a participar porque ya los conocemos (a los empresarios) y la ley antidespidos va a salir sin modificaciones, aunque Macri la vete».

Tras la reunión con el presidente, los principales caciques sindicales se juntaron con gremialistas que adhieren a cada una de las centrales sindicales y debatieron largamente la intención de Macri de convocarlos a firmar con los empresarios un compromiso para que no haya despidos.

Barrionuevo llegó muy ofuscado a la sede de su gremio en avenida de Mayo al 900 y por momentos se temió que no participara de una cena acordada previamente con los dirigentes de 35 gremios de su central obrera, que ya lo aguardaban, y dos funcionarios nacionales.

Los funcionarios eran el secretario de Trabajo, Ezequiel Sabor, y el Superintendente de Servicios de Salud, Luis Servino, y entre los dirigentes gremiales se destacó la presencia de entre otros de Carlos Acuña (garagistas), Luis Cejas (Viajantes), Angel García (Seguridad), Silvio Etchehún (Carne) y Juan Martini (Tabaco), muy enojado porque despidieron a 20 trabajadores en la tabacalera Massalin.

El único que se evitó el mal trago fue el titular de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, quien afectado por una fuerte gripe no concurrió a la convocatoria presidencial.

Otro de los concurrentes dijo a Télam que «fue un acto voluntario que no arregla los problemas de los despidos públicos y privados con la frase ‘vamos a mantener la plantilla’, porque eso se puede interpretar como ‘despido a alguien con 30 años que me cuesta tanto y lo reemplazo por un empleado joven que me sale muchos menos'».

También el secretario general de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT), Juan Carlos Schmid, consideró hoy que si bien no hay «masividad» en los despidos, los hay «en muchos sectores», lo que va acompañado de poca certeza en el futuro por lo que llamó «un apagón informativo» de parte del Gobierno y el temor ante la apertura importadora.

Schmid, quien estuvo presente en la Casa de Gobierno ayer, precisó que la administración de Mauricio Macri «va para 150 días en el poder, y hay cosas que ya deberían haber estado», pero en contraposición existe de parte del gobierno un «apagón informativo» que no contribuye a reconocer los problemas, y que habla de «multiplicación de empleo e inversiones», algo que, dijo, «no se estaría viendo».

El sindicalista se mostró escéptico respecto al alcance y al compromiso de los empresarios con este acuerdo, ya que, dijo, «son los mismos que han practicado aumentos de precios que fueron un escándalo».

Schmid, en declaraciones a Radio Continental, consideró que el tema de los despidos «no tiene que ver con voluntarismo», sino con un «trazado económico y medidas concretas para consolidar el empleo que existe y multiplicar el que falta».

La coincidencia generalizada de los dirigentes, además del malestar con Macri, es presionar para que salga cuanto antes la ley antidespidos aprobada en el Senado y sin modificaciones, para frenar lo que ellos llaman despidos por goteo o encubiertos.