Brasil registró en junio deflación de 0,23%, empujada por la reducción del costo de la electricidad y en los precios de los alimentos, en lo que representa el resultado mensual más bajo de los últimos 11 años, informó hoy el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (Ibge).

Desde Alemania, donde participa de la cumbre del G-20, el presidente Michel Temer afirmó que “no existe crisis económica en Brasil”, aunque todos los números macroeconómicos siguen sin repuntar en este país.

El Índice de Precios al Consumidor Amplio (Ipca) marcó deflación en junio y en el acumulado del primer semestre llegó a 1,18%, por debajo del 4,42 por ciento de los primeros seis meses del año pasado, con lo cual el acumulado en 12 meses es del 3%, debajo del 4,5% previsto como meta por el Banco Central.

Una de las claves por la deflación fue el costo de alimentación, que forma parte del 26% de los gastos de las familias, cayó 0,5%, sobre todo porque los productos de supermercado descendieron 0,93%. El buen resultado de las cosechas y el buen clima redujeron el precio del tomate (19,22%), la naranja (10,75%), mandioca (9,56) y zanahoria (9,6).

Los gastos hogareños y de vivienda cayeron 0,77% empujados por el descenso de 5,52% de la cuenta de luz, además de la baja del 2,65% en el precio de las naftas y del 4,66% en el etanol (alcohol combustible).

“Se juntan varios factores. Por un lado es bueno para los consumidores, que el dinero les rinde más. Por otro para la deflación influyó un poco la recesión pero tres elementos clave, como alimentos por bondades climáticas, electricidad y combustibles”, dijo a Télam el analista Joelson Sampaio, profesor de Economía de la Escuela de Negocios de la Fundación Getulio Vargas de San Pablo.

La llave para salir de la crisis y dos años de caída económica, según Sampaio, es promover las inversiones que marquen el inicio del crecimiento. “Pero nada podrá tener un camino sostenible, advirtió el economista, si no se vislumbra una salida de la crisis política”.

No se registraba deflación desde junio de 2006 (años del gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva) pero la caída es la más grande desde 1998, cuando aún regía la paridad cambiaria del Plan Real en la gestión de Fernando Henrique Cardoso.