Al menos 32 combatientes opositores sirios y 2 militares turcos murieron en un atentado suicida perpetrado en un paso fronterizo entre Siria y Turquía, según el último recuento de víctimas reportado hoy por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

El suicida detonó, anoche, el cinturón explosivo que llevaba adosado al cuerpo en el interior del autobús en el que viajaban los rebeldes a la altura del cruce de Atma.

La cifra de víctimas mortales puede aumentar dada la cantidad de heridos graves, alertó el Observatorio, que reportó en un primer informe 15 fallecidos.

El cruce fronterizo en el que se produjo el atentado conecta la localidad siria de Atma, en la región noroccidental de Idleb, con la ciudad turca de Iskenderun, y los servicios de inteligencia turcos informaron de que el suicida pertenecía a Estado Islámico (EI), reportó la agencia EFE.

La Coalición Nacional Siria (CNFROS), principal alianza opositora, calificó lo sucedido de «crimen» y aseguró que el paso de Atma está dedicado al cruce de ayuda y suministros humanitarios desde Turquía a Siria.

Según la CNFROS, el objetivo fue civil y la mayoría de las víctimas son miembros de equipos de rescate, Defensa Civil y trabajadores del paso fronterizo.

Alepo un conflicto urbano devastador

La batalla de Alepo en Siria es uno de los peores conflictos urbanos jamás acaecidos, aseguró este lunes el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR).

«Éste es, sin lugar a dudas, uno de los conflictos urbanos más devastadores de la edad moderna», afirmó Peter Maurer en un comunicado, lamentando el «inmenso» sufrimiento humano en esa ciudad, la segunda de Siria y excapital económica.

Alepo, dividida desde 2012 entre los rebeldes y el régimen, ha vivido una escalada de violencia en las últimas semanas, con cientos de personas muertas o heridas en los combates y los bombardeos, y miles atrapadas sin acceso a ayuda, comida o medicamentos, señaló Maurer.

«Nadie está a salvo en ningún sitio. Los disparos de artillería son constantes, con casas, escuelas y hospitales en la línea de fuego. La gente vive en un estado de temor», aseguró el presidente del CICR.

Los combates por hacerse con la totalidad de la ciudad se han intensificado después de que el régimen se hiciera con el control de la última ruta de abastecimiento de las áreas rebeldes a mediados de julio.

En Alepo aún quedan 1,5 millones de habitantes, 250.000 de los cuales viven en las zonas rebeldes.

«Más allá de la amenaza directa que suponen los combates, la falta de servicios esenciales como agua y electricidad plantea un riesgo inmediato y dramático para más de dos millones de personas, que tienen grandes dificultades para acceder a servicios médicos básicos», añadió Maurer.

El CICR afirmó que la Luna Roja siria ha comenzado a llevar a la ciudad agua potable como medida de emergencia.

«El coste humano de los combates en Alepo simplemente es demasiado alto», señaló.

«Urgimos a todas las partes a detener la destrucción y los ataques indiscriminados, a dejar de matar», aseveró.

Naciones Unidas también han insistido repetidamente en la necesidad de una tregua de 48 horas para llevar a Alepo la ayuda necesaria para la supervivencia de su población.