El presidente Mauricio Macri cumple este miércoles 1.000 días de gestión al frente de la Casa Rosada, en medio de una complicada situación económica y enfocando sus energías en evitar que se agrave el clima social.

Del baile en el balcón de Balcarce 50 a las preocupaciones que cruzan su mente, el mandatario tendrá este miércoles un aniversario especial que seguramente imaginaba pasar de otra manera cuando asumió como jefe de Estado el 10 de diciembre de 2015.

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Los simbólicos 1.000 días encontrarán al ex jefe de Gobierno porteño intentando atravesar con el menor daño posible la «tormenta» que golpeó -y sigue golpeando- a la Argentina, tanto por factores externos como internos, entre los que se incluyen los «errores no forzados» reconocidos por el propio gobierno, tanto en la gestión económica como en el manejo de la crisis.

Con actividades en la Residencia Presidencial de Olivos, el líder del Pro seguirá con atención las negociaciones del ministro de Economía y Energía, Nicolás Dujovne, con autoridades del Fondo Monetario Internacional (FMI) en la ciudad de Washington, a la que ató gran parte del futuro de su administración y con ella del futuro económico del país.

Lejos queda en la memoria aquella jornada festiva en la que asumió en medio de una polémica por la ausencia de Cristina Kirchner en la ceremonia de traspaso del mando.

En esa ocasión, en el Museo Casa Rosada, Macri había puesto en funciones al jefe de Gabinete, Marcos Peña; y los ministros de Interior, Rogelio Frigerio; de Defensa, Julio Martínez; de Hacienda, Alfonso de Prat Gay; de Producción, Francisco Cabrera; de Agroindustria, Ricardo Buryaile; de Turismo, Gustavo Santos; de Transporte, Guillermo Dietrich; de Justicia, Germán Garavano; y de Seguridad, Patricia Bullrich.

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La nómina se completaba con Jorge Triaca al frente de la cartera de Trabajo, en Desarrollo Social asumía Carolina Stanley, en Salud, Jorge Lemus; en Educación, Esteban Bullrich; en Ciencia y Tecnología, Lino Barañao; en Cultura, Pablo Avelluto; en Ambiente y Desarrollo Sustentable, Sergio Bergman; en Modernización, Andrés Ibarra; en Energía y Minería, Juan José Aranguren; y en Comunicaciones, Oscar Aguad; y en la Cancillería, Susana Malcorra.

El cambio del cambio

Este miércoles, luego de la reformulación del Gabinete anunciada el pasado lunes, solo quedarán cuatro «sobrevivientes» que mantuvieron sus cargos originales y sus rangos ministeriales: Peña, Frigerio, Garavano, Bullrich y Stanley.

En el camino, el resto tuvo suerte dispar, ya sea porque continuaron sus carreras en el Congreso, como los casos de Esteban Bullrich, Julio Martínez; por renuncias, tal como sucedió con Prat Gay, Cabrera, Aranguren y Malcorra, entre otros; o por cambio de roles, como Aguad, Ibarra, Dietrich y Bergman.

Asimismo, la carrera política de estos 1.000 días también tuvo en el medio el triunfo de la alianza Cambiemos en las elecciones legislativas de 2017, derrotando en la provincia de Buenos Aires a la líder de Unidad Ciudadana, Cristina Kirchner.

Como cabeza del Gobierno, Macri debió enfrentar momentos por demás complicados, como el caso Santiago Maldonado y las polémicas generadas por los Panamá Papers y la deuda del Correo Argentino.

En el plano internacional, el Presidente recibió tanto en la Casa Rosada como en la Quinta de Olivos a una gran cantidad de mandatarios extranjeros: desde el estadounidense Barack Obama hasta el francés François Hollande, pasando por el canadiense Justin Trudeau, el mexicano Enrique Peña Nieto, el japonés Shinzo Abre y el israelí Benjamín Netanyahu.

Del favor de los mercados a la necesidad de un acuerdo con el FMI; del gradualismo pregonado al comienzo de la gestión al duro ajuste que buscará plasmar en el Presupuesto 2019, el mandatario llega a cumplir los 1.000 días en una dura situación económica y que amenaza con trasladarse al clima social.

Macri asumió con el dólar «pisado» (regía un «cepo» cambiario) a 9,76 pesos para la venta y después de dos años y casi nueve meses de labor presidencial, el régimen de flotación dispuesto por su Gobierno y la volatilidad del mercado de cambios doméstico llevaron al billete estadounidense a unos $40, lo que significa que la moneda nacional se devaluó por más de 300 por ciento.

La eficacia del nuevo plan oficial para manejar la crisis y la profunda recesión a la que ingresa la economía será clave para definir si el líder del Pro puede llegar a tener otros 1.000 días al frente de la Casa Rosada, o al menos terminar su mandato en circunstancias normales, algo que quienes siguen agolpándose para comprar dólares, al menos, parecen no tener claro.