MIéRCOLES, 27 DE NOV

«Hay empresarios que les duele reconocer que las monedas con la cara de Cesar son para el Cesar»

Así lo afirmó el ex titular de la UIA, ex candidato a presidente de la Nación por la Democracia Cristina, Manuel Herrera. El empresario se lamentó de la falta de sensibilidad de algunos políticos y economistas opositores,

Por Aldo Battisacco – Enviado especial a Buenos Aires –

El abogado y ex presidente de la Unión Industrial Argentina, Manuel Herrera, reflexionó sobre los efectos de la pandemia y de cómo emerge en las crisis lo peor y lo mejor de la condición humana. Se lamentó también de que no se ven los sucesores de aquellos empresarios que colaboraron en distintos momentos de la Argentina y en un breve recorrido de la historia de la humanidad rescató la magnitud del Papa Francisco frente a los agravios de quienes los insultan y lo señalan como comunista, porque «son ricos que se dicen católicos pero gustan cuidar solo de sus bolsillos».

Herrera abordó la pandemia con una mirada más filosófica que económica, pero no omitió referirse a ella y precisó que no hay economía si no hay vida.

«El problema es complejo e importante y muestra sus efectos, la enfermedad con sus consecuencias. El impacto es devastador, y esto llegó también la economía. En Estados Unidos hay 22 millones de nuevos desocupados, y hay que decir que a esto se suma algo que no se discute como en Argentina, si son planeros o vagos, existen entre 40 y 50 millones de personas, desde hace casi 50 años que reciben distintos tipos de ayuda que acá le llamamos carnet alimentario», señaló Herrera.

La pandemia -destacó el economista- produjo una «gran exigencia sobre los Estados, más en el caso de Argentina que esta tan debilitado por la deuda y la destrucción del aparato productivo nacional de los últimos años. Sin embargo, el gobierno tomó una buena decisión, la duda era si se debía proteger a la gente aunque esto golpeara a la economía, y no se equivocó. Cuando vemos que paso con la postura adoptada por Donald Trump, Boris Johnson y Jair Bolosonaro y que generó en sus países, que destruyeron a la población y después a la economía -constatamos- que Alberto Fernández no estaba equivocado. Se priorizó al pueblo.

-¿Qué piensa usted sobre aquellos que incitan a romper la cuarentena y abrir la economía?

Lamentablemente, algunos economistas y políticos, como Pichetto, que pretenden acelerar la salida de la cuarentena deben mirar que les pasó a quienes instrumentaron una receta distinta a la del gobierno nacional, como lo hizo Chile, España y otros países. Debemos persistir en este rumbo. Si tenemos una buena noticia, un científico israelí anunció que el virus en setenta días perderá poder. Hay esperanza y la busco también mirando a Dios.

-El presidente fue muy duro con determinados sectores del empresariado, que carecen de sensibilidad y de otros que especulan con la vida de los argentinos, pero también se impone preguntarse cuál debe ser la respuesta y el justo medio…

-Yo miro el ejemplo de otros, miro mi vida y que hacen los demás. Cuando se ve la conducta de otros países y algunas de sus dirigencias, dirijo la mirada a Europa y encuentro que los empresarios más importantes dicen «queremos pagar un impuesto especial», ni pretenden que sea por única vez, no les importa si es en forma permanente. En Estados Unidos se ve que la gente más rica, como el dueño de Amazon, Jeff Bezos; de Microsoft, Bill Gates; Twiter, Jack Dorsey y otros que en un aviso firmaron -casi cerca de 400 de ellos-, y se autodefinen como empresarios patriotas, pidieron que les cobren más impuestos. Uno de ellos dijo: ¿y quien debe pagar más impuestos? ¿quien me sirve el café o yo?. Pido que me cobren más impuestos y no por única vez, sino siempre. Y más en un caso como este». En Argentina, ciertos opositores dicen que si hacemos eso, no van a invertir. Esto es una barbaridad y una locura.

-Es una barbaridad, usted conoce a muchos empresarios…

-Sí, pero no todos son ni fueron iguales, adonde están los que sucedieron a Jorge Pérez Companc, Alicia Perz Companc, Roger Balet que era catalán. que lleno de escuelas el país. Amalita Fortabat que aporto fondos para construir clínicas y para luchar contra el cáncer. O donde está la gente como mi abuelo que donó entre tantas cosas tres iglesias, Recuerdo que en su campo instalo una usina para instalar teléfonos en una localidad cercana a Santiago del Estero. El mismo Alfredo Palacios relató la generosidad de Robustiano Patrón Costas con su gente. Pero donde están los que tenían que sucederlos. Se ve poco, pero hay empresarios que están colaborando mucho, y otros que no. Lo peor es que hay economistas como Cachanovsky y políticos como Patricia Bulrich, que sostienen que esto perjudicará la economía. Les interrogo, pero como puede ser esto lo peor, si la gente vive. La principal finalidad de la economía debe ser que la gente viva. Dan miedo. Escuchen al Papa.

-¿Porque se lo agrede al Papa?

-A Francisco lo insultan porque rescata y divulga las enseñanzas de Jesucristo y de la doctrina social de la Iglesia. Por eso me asustan, Jesús nunca despreció a los pobres, no les llamo planeros ni vagos. Siempre ayudó al pueblo. Muchas veces tildan al Papa de comunista porque se junta con pobres, pregunto, con quien se juntaba Jesús. Sus discípulos eran gente pobre o despreciada. Francisco cumple más fielmente que nadie las enseñanzas de Jesús, por eso, muchos de los que en Argentina -poderosos también- que se dicen católicos no les interesa lo que haya hecho o dicho Jesús. Les interesa lo que les conviene a ellos por eso lo desprecian al Papa. Francisco es la personalidad más respetada del mundo. Acá no saben o no quieren escuchar, les duele reconocer que las monedas con la cara de Cesar son para el Cesar, pero a Dios lo que es de Dios. Metan en el bolsillo el dinero que quieran pero sin subordinar la vida de los seres humanos. Respetemos a Francisco.

-Hemos asistido a la destrucción de hombre y de las herramientas que cimientan sociedades más justas. ¿Cree que es casual que los mismos que ayer asolaban con sus políticas el alma del pueblo infligiéndole dolor, hoy sean los mismos que piden volver a la apertura de la economía?

-Es cíclico, lamentablemente hay mucho de esto en la imperfección humana, hay un pecado original, aunque los idealistas decíamos que el hombre es bueno por naturaleza. Pero algunos demostraron que esto no era así. El hombre no es naturalmente bueno, el hombre es el único animal que mata por placer. Estas grandes crisis que irrumpen en la vida de la humanidad ponen en la palestra lo mejor y lo peor del género humano. Basta escucharlo a Pichetto decir que la pobreza la inventó la iglesia y los opositores cuando era candidato, esto lo pone en evidencia. O como hace poco que decía que reventaría la economía ¿qué valores tiene este hombre? Le deseo que cambie. Pero digo que por oposición nos hace ver lo mejor de la humanidad, están los médicos, enfermeras, quienes limpian en los efectores de salud, tirados donde pueden, descansando muchas veces en el suelo. Que también tiene sus muertos. No son héroes, son casi ángeles, acá y en todo el mundo. Tampoco se dice que la pandemia se llevó cien sacerdotes, Celebro que este tipo de almas hayan existido y que sean contemporáneos. Esto nos obliga a ser mejor.

-¿Cómo se sale del dolor y las necesidades?

-Será muy duro, nos dejaron una deuda gigantesca, pero confío que con la eliminación del déficit de los diez mil millones dólares anuales que por turismo pagábamos ya no será así. Además, si bien se destruyó la producción, lo concreto es que las máquinas están y el conocimiento en la cabeza de nuestra gente está, porque sabe trabajar. Otro factor es el compromiso del Estado, que acompaña, facilitará el resurgir de la economía con los créditos. Creo además que los usureros que le prestaron plata a Argentina también son culpables, porque sabían que no les podíamos pagar. Esto lo sabe el mundo. Ellos tenían un interés político porque acordaron con un gobierno que les entregó el país. Si bien tenemos de la capacidad instalada el 50% parada, se puede volver a poner en marcha. Tengamos además en cuenta la capacidad de producción del campo. Nos vamos a recuperar, no me preocupa tanto la economía, porque de esto podemos salir. Lo único que me preocupa es quien pierde la vida, porque no se la puede recuperar.

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