Especialistas e investigadores en informática advirtieron que el voto electrónico “no garantiza el secreto del sufragio que plantea la Constitución Nacional”, aunque se mostraron partidarios de implementar un sistema informático para el recuento de votos del proceso electoral, durante un debate en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP).

En una conferencia abierta a la comunidad y con participación de alumnos, organizada por la agrupación La Fuente en la Facultad de Informática de la UNLP, se debatió anoche -en esa casa de altos estudios- sobre la posible implementación del voto electrónico en Argentina y de las consecuencias que puede generar el uso de herramientas tecnológicas durante el proceso electoral.

«Hay un montón de cuestiones no solamente técnicas sino legales, sociales y constitucionales que como informáticos y como ciudadanos tenemos que dar porque está en juego la democracia», dijo a  Maira Díaz, actual presidenta del centro de estudiantes La Fuente.

«Creemos que se debe cumplir con los derechos constitucionales. El artículo 37 de la Constitución es taxativo: tenemos que garantizar el secreto del voto que es una cuestión que la informática hoy no está pudiendo cumplir, por lo tanto, no estamos cumpliendo un mandato constitucional», cuestionó Rodrigo Iglesias, abogado especializado en Derecho Informático e Investigador en la Universidad de Buenos Aires (UBA) en ciencia y tecnología.

Iglesias remarcó que “el voto electrónico no es probable para mediar el voto” pero reconoció que «sí podemos charlar cuando ya está emitido, para contabilizar, para emitir las actas, para informatizar ese proceso».

Por su parte, Iván Barrera Oro, técnico en electrónica y estudiante de Ingeniería de la Universidad Tecnológica Nacional sede Buenos Aires (UTN) indicó que el riesgo del voto electrónico es «la alteración y filtración del mismo” lo que generaría “violar su secreto».

En esa línea, Javier Smaldone, programador y administrador de redes y consultor independiente de Córdoba, explicó su negativa al sistema por «los riesgos de votar a través de una computadora, un sistema que ya tiene más de 40 años”.

«El votante al tener que interactuar con un sistema informático para expresar su voluntad no puede asegurarse por sus propios medios que nadie pueda saber cómo votó», indicó Smaldone.

Agregó que en ese caso “hay un compromiso serio de la garantía del secreto, que es el pilar fundamental del sistema electoral. Es la razón por la cual nos metemos en todo este lío de boletas y sobres y urnas a partir de la ley Sáenz Peña de 1912″, remarcó.

Finalmente, Joaquín Sorialero, desarrollador de software detalló su experiencia como informático independiente y justificó también su negativa a la aplicación del sistema: «Cuando trabajaba como informático independiente en la Ciudad de Buenos Aires, diez días antes de las elecciones de 2015, reporté un incidente de seguridad y como resultado, allanaron mi casa y se llevaron mi computadora y estuve un año con un proceso judicial sólo por reportar un problema de seguridad grave que impactaba en la transmisión de datos desde las escuelas a los centros de cómputos. Como resultado, fui tratado como un delincuente».

Por eso, para el desarrollador, con el uso de este sistema «cualquier persona, en cualquier lugar del mundo podría haber enviado datos falsos del escrutinio provisorio o evitar que los resultados genuinos lleguen al Centro de Cómputos».