El rol político que jugará Cristina Kirchner luego de traspasar el mando presidencial el 10 de diciembre próximo es un gran interrogante, aunque crecen los rumores en torno a que podría acceder a la conducción de algún organismo internacional.

¿Se retirará paulatinamente de la actividad política y se radicará en el sur? ¿Apostará a seguir manteniendo incidencia en la vida política del país liderando la base de organizaciones militantes que la respaldan? ¿Buscará regresar a la Presidencia en su primera oportunidad en 2019?

Estas son algunas preguntas que aún no tienen respuesta, por lo que el futuro de la presidenta, quien ejerció una clara centralidad política durante casi una década, ya comenzó a ser planteado por representantes del oficialismo, que se inclinaron por la posibilidad de que busque en los próximos años mantener su influencia en el escenario doméstico.

«El respeto y el cariño que tenemos las Abuelas por Cristina es intenso y conociendo lo que es como mujer no se va a quedar en su caja tejiendo, va a hacer cosas. Mi deseo es que siga siendo visible y siga acompañando este proceso», sostuvo al respecto la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto.

En la misma línea, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, planteó que no imagina a la presidenta «yéndose a tejer, cortando rozas, ni criando nietos», una vez que deje el cargo.

A su vez, ambos alimentaron la versión que suena con más fuerza acerca de su futuro inmediato: que Cristina Kirchner desarrolle un rol en política internacional, al frente de una organización regional como Unasur (Unión de Naciones Suramericanas) o la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños).

Incluso se mencionó una posibilidad de que suceda al secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon: de hecho, Cristina Kirchner en el último tiempo se mostró especialmente interesada en las cuestiones de geopolítica y relaciones internacionales, e incluso éstas habrían sido unas de las temáticas principales que abordó con el Papa Francisco en una de sus últimas reuniones privadas.

En tanto, integrantes del entorno de la mandataria deslizaron que luego de traspasar el mando podría tomarse los primeros seis meses para descansar en sus residencias santacruceñas de El Calafate y Río Gallegos y dar lugar a una transición ordenada con el próximo presidente.

En caso de que luego de cumplido este plazo y que finalmente se haga cargo de un organismo internacional, aún quedaría por develar cuál será su desempeño en lo que refiere a la vida política del país.

Hacia fines de 2007, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner aún no había entregado el mando a su esposa, la broma en torno a su destino en un «café literario» tuvo gran repercusión, aunque pronto empezaría a hablarse del «doble comando» presidencial.

Ahora, no se descarta que quien tome la posta y se encargue en los próximos años de mantener viva la llama del kirchnerismo jugando fuerte en las cuestiones domésticas sea su hijo Máximo, quien asumirá en diciembre una banca en el Congreso, concretando así su salto a la política partidaria.