Por Lautaro Zeballos

El ministro de Economía Sergio Massa y la directora de la Anses, Fernanda Raverta, comunicaron el pasado miércoles un aumento por movilidad del 15,53% para jubilaciones, pensiones y asignaciones. Un porcentaje que se complementará con un bono de 7.000 pesos -a cobrarse en los meses de septiembre, octubre y noviembre- y que por sí solo no arroja un panorama preciso de cómo impactará sobre el nivel de vida de esta población. Para profundizar este análisis, Conclusión consulto al economista Esteban Guida, quien planteó que los incrementos anunciados son insuficientes y marcan una continuidad en la política económica ejecutada por el gobierno nacional hasta el momento.

Como primer punto, Guida indicó que la suba -que comenzará a impactar recién en septiembre- quedará jaqueada por el ritmo inflacionario actual, que alcanzó niveles superiores a los previstos por el Ejecutivo. El incremento, en cambio, sí llevará el monto de las jubilaciones mínimas a un número que permitirá acceder a una canasta básica de un adulto equivalente -medida por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec)-.

En detalle, a partir de septiembre la jubilación mínima pasará de 37.525 a 50.353 pesos. Mientras que la Canasta Básica Total llegó a 33.727 pesos en junio (último dato publicado hasta la fecha por el organismo estadístico). «Ahí está llegando, pero hay que tener en cuenta que las cifras de canasta básica directamente se actualizan de mes a mes. De todas formas, si uno ve cuándo se cobra -recién en septiembre- y el impacto que tendrán los bonos por única vez, puede anticipar que la actualización va a quedar erosionada por la inflación», advirtió el economista de la Fundación Libres del Sur en dialogo con Conclusión.

El monto actualizado no alcanza para cubrir una Canasta Básica Familiar, por lo que el adulto mayor -en ese caso- dependería de que otros miembros del grupo familiar aporten ingresos para no caer por debajo de la línea de la pobreza.

Para Guida, tras los anuncios de esta semana, la situación estructural del sector de pasivos, jubilados y pensionados sigue siendo «muy delicada», porque cuentan con «niveles de ingreso que son de subsistencia».

Asimismo, el economista sostuvo que no puede hablarse aisladamente de medidas sin tener en cuenta al gran auditor de la política económica, el Fondo Monetario Internacional (FMI), y los condicionamientos que asume el Gobierno al momento de cumplir con las metas trazadas por el organismo.

«El Fondo Monetario y otros sectores asociados vienen diciendo que hay que empezar a ajustar o reducir el gasto. Entiendo que el anuncio cumpliría con las metas fijadas con el FMI. Primero, porque es un objetivo político del Gobierno, y segundo porque se están haciendo ajustes presupuestarios; ajustes fiscales muy fuertes. La situación es muy complicada y es también el malestar que se observa ante una situación que no aparenta tener un rumbo de cambio estructural», advirtió Guida.

El director del Grupo Guida también comprende que los bonos de 7.000 pesos que se cobrarán durante septiembre, octubre y noviembre forman parte de un marco de acción del Gobierno nacional que apunta a ganar tiempo de cara a 2023. El problema, señaló, es que las personas jubiladas, por su edad, no cuentan con el tiempo que la política les exige que dediquen a la espera y la construcción de expectativas.

En esa línea, lamentó: «Son parches. Nadie puede estar satisfecho o celebrar este tipo de actualizaciones, que son mejores que nada, pero van pateando la pelota para adelante. Estamos en una situación en donde los sectores más postergados, sobre todo los ancianos; los adultos mayores, no tienen mucho margen para seguir esperando lo que viene».

Asimismo, el economista analizó que el terreno de las expectativas está minado por la ausencia de propuestas que impulsen un cambio en el rumbo de la gestión o fijen pautas de crecimiento y desarrollo. «No es que hacemos un sacrificio y después viene otra cosa mejor. Los plazos electorales se priorizan en la agenda económica y eso genera incertidumbre. No solamente en lo que denominamos ‘los mercados’ sino en la ciudadanía en general. Claramente, cuando uno se enfrenta a las góndolas o sale a consumir lo básico, se encuentra con serios problemas», afirmó.

La asunción de Sergio Massa en el Ministerio de Economía no marcó una ruptura con las posturas de quienes lo antecedieron en el cargo. Tanto Martín Guzmán como Silvina Batakis -en los pocos días que ocupó el Palacio de Hacienda- expusieron, con matices, una misma línea práctica. Por eso, para Guida, la llegada del extitular de la Cámara de Diputados «es más de lo mismo: un modelo económico que no fue acordado por el conjunto de la población. Recordemos que el año pasado el presidente de la nación dijo que iba a enviar al Congreso un programa plurianual, pero esto nunca ocurrió».

Aun así, al ser consultado por la posibilidad de modificar el rumbo económico y recomponer los ingresos antes de que llegue -por ejemplo- la actualización que la ley de movilidad jubilatoria fija para diciembre de este año, el economista aseguró que en política «siempre hay tiempo».

«Lo que pasa es que lo que está faltando justamente es patriotismo y trabajo en dirección a un nuevo modelo económico; un nuevo país. Esto no es una cosa utópica, la Argentina tiene sobrados antecedentes de ideas y propuestas. El contexto internacional, que el gobierno lo presenta sistemáticamente como un problema, también podría llegar a tener una parte de oportunidad en ese cambio, si es que realmente estuviéramos pensado que la economía esté ordenada en términos del bienestar del pueblo y no de las apetencias de los sectores económicos.