Por Carlos Andrés Ortiz

Sin duda es un genocidio económico en plena perpetración, el conjunto de acciones, totalmente carecientes del más elemental sentido de humanismo y de solidaridad social, que interrumpieron los suministros de medicamentos imprescindibles, para tratamientos oncológicos y de otras dolencias muy graves o crónicas, que el Estado Argentino suministraba a pacientes que los necesitan; medicamentos que por lo general son muy costosos, y por ende no pueden ser adquiridos por familias de ingresos medios o bajos.

Eso implica condenar a muerte a muchos enfermos graves y/o crónicos, a los que privan de sus costosos medicamentos.

Con muy escasa repercusión en los medios de comunicación, algo trascendió que esa operatoria excluyente, ya habría provocado decesos.

También reviste carácter de genocidio, en plena ejecución, dejar “planchados” en valores históricos, a las jubilaciones y los salarios, en el marco de la muy acentuada inflación, la cual es consecuencia de y fue promovida por la actual conducción económica nacional.

Con jubilaciones y salarios en niveles muy bajos y en deterioro diario, por la fuerte inflación, eso está causando que muchos jubilados y asalariados, no puedan comprar los medicamentos que necesitan, además de ser condenados a deficientes alimentaciones y al acentuado deterioro del nivel de vida, con lo cual el cuadro sanitario se degrada y se sigue agravando, al continuarse perpetrando el deterioro de los ingresos de la mayor parte de la población, lo cual previsiblemente empeorará mucho, con los descomunales aumentos de los servicios públicos.

Todo eso, provoca una masiva concentración de la riqueza en muy pocas manos, mientras paralelamente se deteriora gravemente la caída del PBI y se suspenden a trabajadores de casi todo el arco industrial, con serias amenazas de cierres, a la vez que se ahuyentan inversiones hacia Brasil, pues el modelo que se está perpetrando busca llevarnos a los empujones a aquella perimida e inviable Argentina feudal, de economía primaria y socialmente excluyente, que éramos en el siglo XIX, cuando en lo político – económico, se operaba como un apéndice del Reino Unido.

Aquella situación de total subordinación a los dictados de “La Rubia Albión”, vigente en el siglo XIX desde la irrupción del unitarismo mitrista, era gustosamente aceptada y promovida por los sectores oligárquicos; pero fueron resistidos y cuestionados, por el trabajosamente conformado sector del Pensamiento Nacional, que cobró identidad con el Yrigoyenismo y posteriormente con el Peronismo, y otros, que levantaron las banderas del federalismo y de la soberanía nacional.

Agravan todo el actual cuadro socio económico ya de por si caótico, los despidos masivos de personal del Estado Nacional, que fueron comunicados como un supuesto “gran logro” por el propio presidente que, en el colmo de la incoherencia, se vanagloria de la miseria y destrucción socio económica que perpetra, anunciando los despidos con evidente e incomprensible “orgullo”, con indisimulado goce que sería propio de una mentalidad sádica, ante el sufrimiento que causa su accionar.

En medio del vendaval de acciones muy destructivas, salen a opinar los “apóstoles del libre mercado desenfrenado”, como el “referente” ultra privatista – liberal Benegas Lynch, quien afirma el “derecho” de los padres de no enviar sus hijos a la escuela, y hacerlos trabajar desde niños, con una supuesta lógica perversa, como la vigente en el siglo XVIII, cuando los patronos podían disponer de la vida, la dignidad y la salud de sus pobres asalariados, carentes de todo derecho.

Claro está que ese “intelectual” ultra liberal, antes de su repudiable comentario acerca de los niños, su escolaridad y su eventual trabajo, había lanzado una insólita propuesta de “privatizar el Mar Argentino”, lo que equivaldría a pretender alambrar el mar para dividirlo en “unidades productivas”.

Parecería que las incoherencias y las aberraciones conceptuales son la constante de las propuestas libertarias.

Respecto al evidente genocidio por carencia de medicamentos y por la pobreza extrema a la cual están empujando a jubilados, a asalariados, a nuevos desocupados echados de sus trabajos por despidos del Estado, y otros por cierres o achicamientos de industrias y otras unidades productivas; la sarcástica opinión de la canciller, avalando que no se auxilie financieramente a los jubilados, “porque es de esperar que pronto se van a morir” (no es textual, es conceptual lo expresado), eso evidencia el total desprecio por la vida y la dignidad humana de sectores pobres y nuevos pobres, que los libertarios y sus socios neoliberales demuestran.

Pero la destrucción sistemática de Argentina, además de marginar y condenar a la miseria, a enormes y crecientes cantidades de la población, también ataca fuertemente a todo el tejido industrial y tecnológico, que llegó a ser considerable; trabajosamente alcanzado pese a anteriores arteros ataques de precedentes gobiernos liberales y neoliberales; metodología que repite el actual antinacional gobierno nacional y sus adláteres en varias provincias, con la única diferencia principal, que ahora se está aplicando de acuerdo a la Doctrina del Shock, muy bien explicada por la escritora Naomí Klein, y por Viviane Forrester, expuesta en su libro El Horror Económico. Prácticamente no están dejando nada importante sin atacar ni sin maniobras arteras de destrucción general, conducente todo eso, de mínima, a llevarnos a los empujones, al perimido e inviable modelo de país – estancia, carente de industrias y entes tecnológicos, vigente desde el mitrismo hasta comienzos del siglo XX.

De máxima, claramente, el objetivo de los apátridas, es perpetrar la disolución nacional, acorde a los dictados del poder financiero transnacional y sus brazos ejecutores del Bloque Atlantista.

Uno de los casos que resulta particularmente lamentable, y muy doloroso para quienes entendemos del tema y nos posicionamos en defensa de los Intereses Nacionales, es la paralización total, sin ningún justificativo valedero, y perjudicando claramente los enormes beneficios que tendrá Argentina si se completan, se refiere a los dos proyectos, de gran importancia estratégica y previsibles efectos positivos para la economía nacional, que en grados muy avanzados tiene el Sector Nuclear Argentino.

En este tema, también es muy evidente que el anarco libertario, copia el nefasto accionar macrista, pero a mayor celeridad y con más descarnada brutalidad.

Macri había cerrado, sin motivo alguno (demostrando desprecio por la tecnología argentina), a la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP), situada en Arroyito, Neuquén; la cual proveía del estratégico insumo a nuestras tres centrales nucleares, e incluso exportaba, pues era la mayor del mundo.

La exasperante lentitud operativa del albertismo, impidió que se vuelva a poner en marcha la PIAP. Ahora, tampoco sin motivo valedero alguno, y despreciando las enormes potencialidades estratégicas y los beneficios económicos de sus cercanas puestas en operación, se paralizaron por completo los avanzados proyectos del reactor de baja potencia RA 10 (con un grado de avance de obra del 85 %), y del tecnológicamente muy avanzado reactor CAREM (con 70 % de avance). El RA 10 servirá para tareas de investigación, y para producir insumos nucleares de amplio espectro de aplicación, entre ellos los utilizados para tratamientos oncológicos y otras aplicaciones medicinales no invasivas. No es un dato menor, que reactores de ese tipo, fueron adquiridos por China y por India, lo cual prueba el nivel de excelencia con el cual opera y produce nuestro Sector Nuclear. Por su parte, el reactor modular CAREM, es un diseño muy avanzado a nivel mundial, con un grado de avance del 70 %, diseño que permitirá generar energía nuclear para el consumo nacional, como también tendrá un amplio espectro de posibles compradores, en el mercado mundial.

La mayoría de nuestra población, no está debidamente informada de la importancia de ambos proyectos, que deberían ser orgullo para todos los argentinos, en parte por el tecnicismo del tema, y principalmente por la muy pobre difusión masiva de los logros tecnológicos alcanzados por Argentina; pero resulta patético que temas como este tengan muy poca difusión en las Universidades Nacionales, y que resulten totalmente desconocidos para la mayoría de los uniformados, que no tienen ni idea del tema, y para peor, apoyan con fervorosa nulidad mental, los desguaces masivos en perpetración, por parte del anarquismo, hoy en el poder formal nacional.

Complicando más las confusiones severas, es notorio que las “progresías”, que se asumen opuestas al “capitalismo” y sus factores de poder, en muchos temas, incluido el nuclear, siguen los dictados de ONGs anglosajonas, que los usan (a los “progres”), como fuerzas de choque en temas varios, entre ellos para impedir nuestro desarrollo tecnológico en los usos pacíficos de la energía nuclear. Doloroso y nefasto el accionar destructivo en perpetración, que revela el más perverso y apátrida cipayismo del “elenco estable” de neoliberales y similares, con sus claques de progresías muy fuera de foco, a lo que se agregan mentalidades dogmáticas que parecerían revelar graves desórdenes mentales, en algunos de sus responsables, puestos a ser verdugos impiadosos de nuestra Patria Argentina.

 

Mgtr. Carlos Andrés Ortíz

Analista de Temas Económicos y Geopolíticos