Por Marcelo Chibotta

El senador del departamento Iriondo, Hugo Rasetto, fue denunciado por estar sospechado de transferir subsidios de los que dispone a una fundación de la que participan personas cercanas a su actividad. Por tal razón, Conclusión entrevistó a Alberto Monti, quien ocupara idéntico cargo durante los dos períodos comprendidos desde el año 1983 a 1991, y analizó las diferencias que la Cámara Alta santafesina exhibe desde aquel tiempo a la actualidad.

Sin demasiados rodeos, el también ex presidente comunal de Correa fue directo al grano: “El manejo de dinero que hace cada senador es algo inédito, en mis dos mandatos como senador y en el último como diputado, jamás vi un movimiento de dinero para subsidios como los que tienen actualmente los senadores provinciales”.

“Eso se da por una cuenta presupuestaria que seguramente acordaron los legisladores y el poder Ejecutivo. Con la composición que hoy tiene el Senado, me parece que es más que una buena predisposición por parte del Ejecutivo para que los senadores estén más cómodos en la distribución de subsidios que en otras oportunidades”.

Más allá de la distribución y de la cantidad del dinero que se maneja, Monti se refirió al método que por aquellos tiempos se realizaba en el Senado provincial: “Antes pasábamos un listado de las instituciones a las que iban designados los subsidios de los 19 senadores y se aprobaban en la cámara y desde un monto mínimo teníamos la obligación de rendir cuentas con los comprobantes que se dispusieran, sean recibos o facturas. Lógicamente que un subsidio para un traslado de un enfermo o algo por el estilo eran montos insignificantes que de alguna manera se reconocían sin necesidad de rendir cuentas”.

Consultado sobre cómo se dispone de las partidas en estos tiempos, Monti indicó: “No sé muy bien cómo se maneja eso ahora, pero lo que sí sé es que es desmesurado el monto, según lo que se habla son entre 500 y 700 mil pesos mensuales por senador”.

“Después de la destitución de Antonio Vanrell –el historicó ex presidente del bloque de senadores peronistas– nosotros creamos una comisión integrada por mayoría y minoría, que era la encargada de manejar las cuentas del Senado y había un monto establecido que por aquel momento oscilaba entre 10.000 y 15.000 pesos mensuales”.

Seguidamente describió que “en aquel tiempo” su bloque lo integraban 15 legisladores sobre un total de 19.

“Si nosotros hubiéramos mirado para otro lado, no hubiera pasado nunca absolutamente nada con el tema de Vanrell, por nuestra actividad –recordó el ex legislador– nosotros prácticamente enjuiciamos a quien era casi un par nuestro y lo destituimos. Ahora si no es por la investigación de los medios de comunicación, nadie investiga a nadie y nadie hace una autodepuración. Transcurre la vida en un no mires, no te metas, dejá que las cosas vayan como vayan”.

Sin demasiadas pausas, Monti continuó con su visión: “Me parece que se han desvirtuado los roles, por ejemplo cuando se habla de que hay que quitarle los fueros a los legisladores, yo creo que los tienen que seguir teniendo, y no es porque tengan que tener un privilegio sino porque los necesita porque con ellos el legislador puede denunciar sin pruebas, puede señalar situaciones en las que tendrá que intervenir la Justicia para buscar las pruebas de lo que el legislador dice. Pero ese rol no veo que se cumpla hoy”.

En ese sentido, el también ex diputado provincial ofreció un ejemplo como argumento de su postura: “Llevé adelante una investigación grandísima con el tema de los autos truchos. Por esa cuestión se tuvieron que ir unos siete u ocho jueces además de secretarios de juzgado. Tenían varios que renunciar porque se les venía el juicio político encima. Si yo no hubiera tenido fueros es inimaginable que haya llevado adelante una investigación como esa, se me hubiera hecho imposible”.

“Ahora cuando quise dejarle todo esto a los legisladores que vinieron después, servido en la mesa porque ya se había descubierto el pastel y habíamos echado a varios», afirmó, para después preguntarse y responder: “¿Qué es lo que tenían que hacer después? Meterlos presos, pero todo el mundo tiró todo al diablo y la investigación quedó trunca. Los muchachos se fueron a trabajar como abogados y no pasó nunca más nada”.

Luego, retomó su mirada del cuerpo que supo tenerlo como integrante: “Yo creo que hay un institución muy cerrada en este momento, no la sigo tanto, pero no veo publicaciones donde de alguna manera se esté dando cuenta a la gente de lo que está pasando por el Senado y además, el rol opositor está bastante lánguido por no decir que no existe; eso me parece que tendría que cambiar”.

“Esto es como el trabajo de cada uno y cómo se siente con la tarea que le corresponde hacer. Está el senador o el diputado que trabaja y el que no. Yo me iba los lunes a la mañana a primera hora, volvía el viernes a la noche a mi casa y otros iban el jueves a la mañana, votaban en la sesión lo que le decían los demás y el jueves a la noche se volvían a su casa. Los dos eran legisladores, los dos cobran lo mismo los dos tenían los mismos derechos y las mismas obligaciones, pero unos lo ejercían de una manera responsable y otros no”, finalizó.