Por Florencia Vizzi

«¿Sabe por qué nunca declaré? Porque yo sé que no hice nada, que soy inocente, y al ser inocente no tengo que demostrar nada. Tendrán que demostrar que yo soy culpable, pero no con mentiras, con la verdad». El eco de la voz de Juan Ángel Delmastro, imputado por asociación ilícita y violación de secreto, resonó durante un largo rato en la gélida sala de audiencias del  Centro de Justicia Penal, donde se ventila el juicio a quienes, presuntamente, conformaban la banda de barrio Las Flores.

Este lunes gran cantidad de testigos desfilaron en la que fue la decimoséptima jornada, y la lupa estuvo puesta sobre la responsabilidad de los imputados que pertenecían a diferentes fuerzas de seguridad. Pero fue Delmastro quien acaparó la atención de la jornada cuando, con notorio enojo, pidió declarar y ser sometido a careo, y tildó a una testigo y ex compañera de la ex Drogas Peligrosas de mentirosa. Delmastro contó su versión de los hechos, se proclamó inocente, acusó a María de los Ángeles Viristain de declarar en su contra por un viejo rencor profesional y señaló «a todos los que pasan por el Comando Radioeléctrico se les dice tiburón, es en tono de broma porque los viejos decían que para ascender hay que comerse a un hombre». «Era un apodo generalizado, no es que a mí en Drogas me decían Tiburón. Éramos 6 o 7 del Comando trabajando ahí. Eso es lo que yo quiero remarcar».  Además, exhibió ante el Tribunal, con emoción,  una medalla que le fue otorgada por el cumplimiento de su deber y responsabilizó a su ex compañera por la muerte de su hija por nacer.

La cuestión de apodarse Tiburón

«Yo quiero decir que esta señora miente. En Drogas trabajaron seis o siete personas que pasaron por el Comando, y la única razón por la que estoy aquí es porque ella me apuntó a mi, porque me tenía bronca»

Juan Ángel Delmastro enfrenta cargos por asociación ilícita y violación de secreto. Pero además, el ex sargento fue condenado, en marzo de 2016, a 6 años y 6 meses como partícipe secundario del crimen de Lourdes Cantero, una adolescente de 14 años que murió al recibir un disparo en el pecho en un ataque a balazos a un búnker de barrio La Carne. La acusación que pesaba sobre Delmastro era la de «haber habilitado el ataque» y la única prueba que, hasta el momento, lo implica directamente, es una escucha telefónica a Ramón Machuca. En la grabación, «Monchi» consultaba a un policía apodado Tibu o Tiburón si ese punto de venta era protegido por la división que, en aquel entonces, llevaba el nombre de Drogas Peligrosas. “Lo tienen habilitado acá pero no importa, dale tranquilo”, respondió Tiburón.

En su declaración de este lunes, la primera en todo el tiempo que lleva en procesos judiciales, Delmastro acusó a su ex compañera de ser la responsable de atribuirle ese apodo. «Hace cuatro años y dos meses que estoy acá, por algo que no hice, porque a alguien le convenía que algún sargento esté preso».

Luego de hablar frente al Tribunal, el ex agente de Inteligencia de Drogas Peligrosas, pidió un careo con María de los Ángeles Viristain. Durante el mismo, los argumentos de la mujer resultaron endebles y  terminó dándole la razón al imputado. «Esta señora dijo que no me conocía, pero trabajó en el Comando Radioeléctrico conmigo. Y su marido también» apuntó Delmastro. También dijo que trabajaron juntos en Drogas Peligrosas antes de ir a Inteligencia, donde relató que ella tuvo un problema con un superior por pasarle datos de las escuchas a su marido, que trabajaba en Seguridad Personal. «A partir de ahí, ella empezó a decir que yo era un alcahuete de los jefes y por esa razón, hoy estoy acá. Por eso ella vino a decir todas estas mentiras», remarcó.

«Vos sabías bien que yo había trabajado en el Comando. Y sabés que trabajamos juntos. Sabés que cuando estábamos en Drogas hablábamos de tu marido, hacíamos jodas, le decíamos tiburón blanco. Vos me decías Gordo, no te olvides que vos me decías Gordo. No se por qué hiciste esto Viristain, salir a decir que a mi me decían Tiburón».

«Que Dios te perdone»

«Yo tengo familia, yo salí en todos los diarios, yo era el gran delincuente y pertenecía a una banda de narcotraficantes. Salió mi nombre, apellido, dirección, todo. Y al mismo tiempo, hablaban del empresario Luis Medina. Así que yo era el delincuente y Luis Medina el señor empresario. No importa, yo tengo un testigo que ya va a explicar sobre la causa que yo tenía y fue archivada. Él va a explicar por qué siguió esa causa» continuó el ex sargento en lo que pareció un torrente casi incontenible.

«Yo quiero que me entiendan, estar acá sentado, frente a esta señora, yo la perdono a ella por lo que hizo. Yo tengo una hija de tres años, pero eran mellizas, y mi mujer perdió a una por venir a verme a mí cuando estaba preso. Y todo por que a ella se le ocurrió decir que a mí me decían Tiburón».

Y luego, dirigiéndose al presidente del Tribunal, Ismael Manfrín, continuó mientras sacaba algo de su bolsillo: «Yo la perdono, la que nunca la va a perdonar va a ser mi señora, por el bebé que perdimos. Yo todos los 13 de diciembre prendo una vela para mi hija que está viva y otra para mi hija que está muerta. No voy a llorar. Pero quiero que vea esto doctor. Es una medalla de honor. Fíjese en que año me la dieron, me la dieron en el 2012… y un año después, pasé a ser el peor delincuente. Esto me lo dieron porque hacía mi trabajo, que era secuestrar drogas y meter gente presa. Ese era mi trabajo y lo cumplí. Esto quiero decir». «Y a vos, dijo mirando nuevamente a su ex compañera, ojalá que Dios te perdone».