Por Florencia Vizzi

En el día número 22 del juicio a Los Monos, última jornada de debate del año que, justo por esa condición se preveía más relajada, terminó resultando explosiva. Se sucedieron testimonios de diversos imputados que relataron hechos y dieron nombres que no pasarán, o al menos no deberían, pasar desapercibidos. El nombre de Luis Medina reapareció pero con mucho más estruendo, porque fue ligado a funcionarios, presentes y pasados, del gobierno santafesino, Maximiliano Pullaro, Ana Viglione, Alejandro Druetta y a los entonces jefes de la División Judiciales y la Brigada Operativa, Cristian Romero, Ariel Lotito  y Luis Quevertoque. Se habló de cajas negras y de «líneas del gobierno de la provincia que querían recaudar dinero de la droga», como señaló el comisario Gustavo Pereyra, quien además afirmó que tenía que investigar si el actual ministro de Seguridad «recibía 200.000 pesos de una banda narco de origen cordobés». De la mano del comisario apodado «Gula» se susurraron otros nombres, que en aquel conmocionado 2013 ocupaban los más altos mandos en Santa Fe y quienes habrían sido los que le impusieron a Ana Viglione, entonces jefa de la Secretaría de Delitos Complejos que desconociera al comisario. Pasado el impacto del duro testimonio de Gustavo Pereyra, llegaron otros. Entre ellos, Ramón Ezequiel Machuca volvió a la carga y, luego de leer una declaración escrita en conjunto junto a otros cuatro imputados, en la cual apuntaron contra el Procurador de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Barraguirre por su «postura antiética» y contra los fiscales por «mantener un juicio paralelo en la prensa», exhibió los abultadísimos resúmenes de las tarjetas de crédito del juez Juan Carlos Vienna e hizo un detalle del lujoso estilo de vida del magistrado. La última causa que investigaba a Vienna, por el tema de la moto que se presumía de su propiedad, secuestrada en un procedimiento antidrogas, fue archivada por el propio Barraguirre apenas una semana antes del inicio del juicio.

Las macanas de los de Judiciales, el cuadernito y el arte de recaudar

«Yo tenía un cuaderno, que se lo presenté a la doctora Rodenas (Alejandra, ex jueza y actual diputada) cuando me procesó. Ahí estaban las anotaciones de mi trabajo. En un renglón está Drueta – Pullaro – Cordobés – 200.000. Viglione me había pedido que investigue si Druetta recaudaba ese dinero de la banda de los cordobeses y se lo entregaba al actual ministro», relató Gustavo «Gula» Pereyra en un tramo de su declaración.

Sentado por primera vez en el sillón de los testigos de la sala de audiencias del Centro de Justicia Penal de Rosario, Pereyra parecía hacer esfuerzos para no perder el hilo y no olvidar cada una de las cosas que quería decir. «Uno ya está grande y se olvida de algunas cosas», dijo, poco después de brindar testimonio, a este medio.

Pereyra se tomó su tiempo para relatar su ingreso a la Secretaría de Delitos Complejos y el derrotero que lo llevaría, poco después, a pasar 8 meses presos y verse involucrado como partícipe de la asociación ilícita.

Desde su ingreso a la repartición en diciembre de 2012, Pereyra recibió órdenes de Viglione y Ferrato, según su declaración, y hacía todo tipo de investigaciones, armas, robos y también distintos trabajos sobre drogas. Especificó además que la entonces jefa de la secretaría le pidió también trabajar sobre los integrantes de la División Judiciales, recientemente creada. Así fue como investigó a Cristian Romero, Raul Tirrito Sacone, Luis Quevertoque y Ariel Lotito. Pereyra envió los datos por mail, Romero destinado a Drogas desde 2006, Luis Quevertoque involucrado en vario hechos de robo y piratería de asfalto, Lotito y su hijo, este último carpetero y poco trabajador».

Lotito (responsable del trabajo de calle de la Brigada Operativa Judicial) y Quevertoque (jefe de la Brigada) quienes, vale aclarar, fueron quienes construyeron los pilares de la causa 913/12, fueron aludidos en varias ocasiones por el comisario, quien contó, entre otras cosas, que aparecían en una investigación de la Agrupación unidades Especiales de San Javier en 2010. «En esa época había un avión tirando droga en la zona de Helvecia. Había escuchas sobre Lotito y Quevertoque, quienes los fines de semana estaban en esa zona, dónde visitaban a sus novias».

Además, Pereyra señaló a Luis Quevertoque  como el responsable junto a Esteban Alvarado de hacer «recaudación» “Lo querían poner a a Alvarado y a Luis Medina para que manejaran toda la zona. Porque Quevertoque en su momento era socio de Alvarado, eran vecinos, fueron cuñados”. Luis Medina fue asesinado a balazos en 2013, en la zona sur de Rosario. Esteban Lindor Alvarado fue condenado por roba de autos en Buenos Aires y se encuentra en libertad luego de firmar un juicio abreviado, aunque en ocasiones su nombre apareció ligado a Delfín David Zacarías.

Zacarías también tuvo su momento en el testimonio de Pereyra, así como el «Ema Pimpi» Sandoval, único imputado por el ataque a balazos a la casa del gobernador Bonfatti. «Fuimos a buscar datos sobre Delfín Zacarías a Baigorria. Yo manejaba mientras Viglione sacaba fotos con una tablet, y un personal de civil iba atrás. También tuve los datos de «Pimpi», imputado por el atentado a la casa de Bonfatti. Están acá en el cuaderno, el vehículo en el que se movía, y la chapa patente. Era el que manejaba la droga en la zona norte. Tuve esos datos un año antes de que ocurriera el atentado», explicó Pereyra.

En relación a estas investigaciones, el comisario relató que entregaba todo en pendrive o por mail a Viglione, y que, 15 o 20 días después de que lo hacía, la División Judiciales hacía procedimientos positivos en esos lugares. «Cada información que le pasaba a Viglione, a los 15 días se filtraba e iba judiciales». Cuando se quejó de esto con su jefa, la misma le habría contestado «Le estoy dando óxígeno a quien no tiene aire». De hecho, Pereyra relató como dos fotos que había tomado en los búnker de Baigorria, aparecieron, mágicamente, publicados en un diario de la ciudad de Rosario. Vale aclarar que tanto Ana Viglione como su segundo, Andrés Ferrato fueron recientemente procesados por falso testimonio, al declarar en el marco de esta causa que «nunca realizaron investigaciones ligadas al narcotráfico».

«Hubo una gran operación de prensa en mi contra. En los diarios me presentaron como la cara de la corrupción policial», se lamentó Pereyra. Rodenas dijo que yo tenía comunicación fluída y directa con el señor Machuca, pero no hay una sola comunicación entre nosotros. Nunca hablé por teléfono. La primera vez que lo ví fue acá. Sólo estoy imputado por la informes de la División Judiciales, todos escritos en potencial… yo no tenía acceso a la información, ni siquiera tenía una oficina. Lo que sí tenía eran los datos de las macanas que se mandaban los de judiciales. Sólo estoy acá por haber hecho mi trabajo». «Porque lo que pasaba es que había dos líneas políticas, una que quería recaudar dinero del narcotráfico y otra que no. Parece que ganó una y sacrificaron a los peones, que somos nosotros», se lamentó el comisario