En primer término, los Países Bajos se encaminan a un cambio de gobierno a partir de las elecciones celebradas el día 22 de noviembre, en las cuales obtuvo el primer lugar la fuerza de extrema derecha Partido por la Libertad (PVV, por sus siglas en neerlandés) comandada por Geert Wilders. A pesar de la elección histórica, a la formación ultraconservadora no le alcanzará para gobernar en soledad dado que obtuvo 37 escaños de un total de 150 que componen el Parlamento de los Países Bajos, por lo que se verá obligado a buscar alianzas con otros partidos.

Se produce de esta manera un cambio de época en la política neerlandesa. El actual primer ministro, el liberal de derecha Mark Rutte del Partido Popular por la Libertad y la Democracia (VVD), es el gobernante europeo con más tiempo en el cargo a excepción del húngaro Viktor Orban. Rutte comanda a los naranjas desde octubre de 2010, mientras que Orban conduce Hungría desde mayo de ese mismo año.

Rutte, quien sufrió el derrumbe de la coalición actual de gobierno que comandaba tras diferencias sobre una ley que trataba sobre políticas de asilo decidió, en julio de este año, retirarse de la política y llamar a nuevas elecciones que culminaron con la victoria de Wilders y el PVV. En Países Bajos se dio un proceso que vive gran parte de Europa y que comenzamos a vivir en América Latina: el fortalecimiento de las formaciones de extrema derecha a expensas de la derecha tradicional.

El gobernante VVD a través de su nueva líder, la ministra de Justicia Dilan Yeşilgöz-Zegerius (una turca-neerlandesa que paradójicamente proponía endurecer la política migratoria) había deslizado la posibilidad de formar gobierno con el PVV de Geert Wilders y giró su discurso hacia posiciones extremistas. Esto no hizo más que fortalecer al Partido por la Libertad, conocido por sus propuestas de prohibición total de las mezquitas y por la descalificación permanente de la población musulmana que vive en el país.

Finalmente, con el desplome del oficialismo (obtuvo 24 escaños) la recuperación insuficiente de la coalición de la Izquierda Verde y el Partido del Trabajo (con 25 asientos) y la irrupción del hasta ahora desconocido partido del Nuevo Contrato Social (ingresa al Parlamento con 20 diputados) Wilders debe formar gobierno con los obstáculos que le impone su propio discurso radicalizado en un país con una gran tradición liberal en la dimensión social como lo es Países Bajos. Resulta por demás de interesante las analogías que Ordoñez y Toffoli encontraron con las tendencias y el proceso que llevó a Javier Milei al poder en la Argentina.

En segundo término, una noticia esperada por el gobierno de Luis Arce Catacora en Bolivia. El Estado Plurinacional será miembro pleno del Mercosur luego de 17 años desde su pedido de adhesión. El Senado de Brasil aprobó el ingreso de Bolivia al bloque, completando así el proceso de ratificaciones que se inició en el año 2007 durante el primer mandato de Lula da Silva.

Bolivia se convierte así en el primer nuevo socio pleno desde la incorporación de Venezuela, que se encuentra suspendida desde el año 2017. Este ingreso fue celebrado por el gobierno boliviano, que se encuentra en una durísima interna en lo que respecta al partido de gobierno entre la facción liderada por Evo Morales y aquella que responde al actual presidente Luis Arce.

El actual Ejecutivo de Bolivia está carente de resultados económicos y políticos para mostrar, por lo que esta novedad le calza como dedo en el anillo. Emilio Ordoñez destacó que posiblemente el gobierno de Brasil comandado por Lula haya intervenido de manera significativa para acelerar este proceso en el Legislativo. El triunfo de Milei en Argentina arroja un manto de incertidumbre con respecto a los procesos de integración regional, fundamentalmente por los dardos discursivos que ha arrojado el presidente electo a su colega de Brasil y al bloque de 32 años de antigüedad.

Esto indica que, posiblemente, el recambio de gobierno en Argentina haya acelerado algunos movimientos políticos que se venían planificando desde Brasilia. Está claro que aún restan algunos pasos para que Bolivia concrete su ingreso al bloque: la promulgación de la ley que aprueba el ingreso por parte de Lula, la armonización normativa de Bolivia al resto del bloque en lo concerniente a la nomenclatura común del bloque, el Arancel Externo Común y el Régimen de Origen, sumado a la consolidación del libre comercio recíproco con Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.

Finalmente, la mesa de Café Internacional analizó el inicio de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático en Dubai, Emiratos Árabes Unidos, conocida como COP28. En la misma se discutirán 3 grandes asuntos: la financiación climática para los países vulnerables, la ampliación de los compromisos de reducción de emisiones y la eliminación progresiva de los combustibles fósiles.

Hay expectativa sobre algún tipo de acuerdo que pueda alcanzarse, fundamentalmente luego del estancamiento del proceso después de la firma del Acuerdo de París en 2015, a través del cual 200 países se comprometieron a mantener el aumento de la temperatura global por debajo de los 2 grados celsius en comparación con los niveles preindustriales. Los resultados no son muy alentadores: el aumento ya roza los 1.2 grados y el 2023 va camino a ser el año más caluroso desde que se lleva registro.

Ya hay una polémica que rodea al evento: la cadena periodística británica BBC publicó que el anfitrión de la Cumbre, el sultán Ahmed al-Jaber, utilizarán la reunión para cerrar una serie de acuerdos sobre combustibles fósiles con alrededor de 15 países. Resulta cuanto menos paradójico que el director de la Abu Dhabi National Oil Company, una de las empresas más importantes a nivel mundial en lo referente a producción de petróleo, sea el responsable de conducir la Conferencia que debería limitar la utilización de este tipo de recursos energéticos.