Pichincha siente los embates del coronavirus. La emblemática esquina de Oroño y Güemes quedará huérfana, al menos por un tiempo, ya que Johnny B. Good cerró sus puertas.

Al igual que sucedió con otros locales gastronómicos, el difícil marco económico que desató la pandemia terminó asfixiando a sus propietarios y no les quedó otra que bajar la persiana.

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La franquicia de origen cordobés había abierto sus puertas en 2012, y para 2015 proyectaba otro local, pero la inmensa estructura y el alto valor del alquiler en un contexto tan complicado como el actual se convirtieron en la estocada final.

Así las cosas, unos 45 trabajadores quedaron en la calle.