La Asociación del Magisterio de Santa Fe (Amsafe) informó que, a causa de las amenazas y balaceras sufridas en escuelas públicas del Gran Rosario, cada vez más docentes realizan consultas médicas por trastornos de ansiedad, neurosis fóbica, insomnios y episodios depresivos.

El dato fue publicado este martes por el Área Médica de Salud Laboral y legal de Amsafe, desde donde indicaron que cada vez más docentes de nivel inicial y primario, y en menor medida secundario, concurren al consultorio de asesoría laboral.

En este sentido, destacaron que los educadores que padecen alguna afectación en su salud mental estuvieron expuestos a situaciones violentas como “amenazas hacia la escuela en forma indirecta (balaceras al frente de la escuela, cartas, pintadas, mensajes telefónicos, etc.) y en forma directa con amenazas verbales por parte de familias vinculadas al narcomenudeo o criminalidad organizada”.

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Desde Amsafe indicaron que 95 docentes sufrieron amenazas indirectas, y 22 directas. “Muchos trabajadores están en tratamiento por psicólogos particulares y algunos requirieron psiquiatras, ya que requirieron tratamiento farmacológico. Otros tantos son abordados desde el equipo de salud mental del centro de salud de Amsafe Rosario”, apuntó el gremio en un comunicado.

En tanto, otros educadores que también fueron afectados por situaciones de violencia se encuentran bajo atención médica y de licencia por razones de seguridad.

Al respecto, la Coordinadora del Área de Salud Mental del Centro de Salud Luis Lescano, Silvana Lagatta, indicó: “Cotidianamente recibimos consultas y pedidos de espacio psicoterapéuticos a raíz de las amenazas que los docentes sufren el ámbito laboral. Generalmente, son efectuadas por familias ligadas a circuitos delictivos”.

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La profesional de la salud destacó que cada vez más docentes dudan de su capacidad frente al aula y dan cuenta de cambios en su humor: reconocen estar irritables, tener insomnio, no poder salir de su casa y sentir vergüenza.

Lagatta dio cuenta de que estos sentimientos están relacionados al “desamparo” que los docentes sienten ante la falta de respuesta del Ministerio de Educación.

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“Se los insta a hacer uso de licencias por enfermedad en dirección al resguardo, generalmente bajo la figura de licencia por salud mental, con sus inevitables consecuencias: pérdida de días para gozar de ese derecho, aislamiento y segregación, psicopatologización del docente y fundamentalmente, ocultamiento del estallido de lazos sociales en los que el Estado tiene responsabilidad en su origen y en su posible restitución”, agregó la profesional.

Y concluyó: “No podemos soslayar el hecho que la docencia se conforma en su mayoría por trabajadoras mujeres. Así como tampoco descuidamos que en estas violentaciones hay niños en juego, hay educación en juego, hay referencias comunitarias en juego. Hay sujetos y subjetividades. Hay trabajo en juego”.