En un giro significativo de los acontecimientos, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, anunció hoy que el primer ministro de Armenia, Nikol Pashinian, y el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, están dispuestos a firmar un acuerdo de paz, poniendo fin a años de confrontación bélica en la región.

Según Peskov, ambos líderes «se declaran en plena disposición a finalizar las negociaciones de paz y firmar un documento común, un tratado de paz». La noticia se dio a conocer a través del Canal 1 de la televisión rusa, citando la agencia de noticias Sputnik.

La historia de conflictos en la región se remonta a 1988, cuando Nagorno Karabaj, una zona en disputa, decidió separarse de la entonces República Socialista Soviética de Azerbaiyán. Dos guerras, en 1992-1994 y 2020, marcaron la lucha por el territorio, con la primera concluyendo con la victoria de los secesionistas y la segunda llevando a la recuperación de varios distritos por parte de Bakú.

En septiembre pasado, Azerbaiyán lanzó una «operación antiterrorista» que resultó en el desarme y la autodisolución de las milicias armenias de Nagorno Karabaj. El anuncio de que la república rebelde dejará de existir el 1 de enero de 2024 generó tensiones adicionales.

La operación dejó un saldo humano trágico, con más de 200 muertos en Nagorno Karabaj y la pérdida de más de 190 militares azerbaiyanos. Sin embargo, el viernes pasado, el líder de la autoproclamada República, Samvel Shahramanián, revocó la disolución programada, declarando que «no hay documento que prevea la disolución de las instituciones gubernamentales».

La noticia llega después de la declaración conjunta del 7 de diciembre, donde Azerbaiyán y Armenia reconocieron una «oportunidad histórica» para lograr la tan esperada paz en el Cáucaso sur. Ambas naciones confirmaron la intención de normalizar relaciones y alcanzar un tratado de paz basado en el respeto a los principios de soberanía e integridad territorial.

Ayer, el Gobierno de Armenia informó que había recibido una nueva propuesta de Azerbaiyán en el marco de los contactos para la firma de un acuerdo de paz, lo que refuerza la posibilidad de un cambio positivo en la región.