Un hombre quemó este viernes un ejemplar del Corán en una nueva protesta en Estocolmo y las autoridades suecas detuvieron a una mujer que intentó apagar el fuego, un día después de que se elevara el nivel de alerta de seguridad ante el temor de las autoridades de ataques yihadistas por este tipo de actos.

El hecho ocurrió en las inmediaciones de la embajada de Irán, país de mayoría musulmana, y fue protagonizado por el refugiado iraquí Salwan Momika, cuyo nombre ya es conocido por haber iniciado este tipo de manifestaciones antimusulmanas en junio pasado frente a la mayor mezquita de la capital.

El diario local Aftonbladet informó que Momika incendió el libro sagrado de los musulmanes, pero «con la ayuda de un extintor, una mujer intentó apagar el Corán, que fue incendiado».

La mujer fue puesta rápidamente bajo custodia policial como sospechosa de violencia contra un funcionario y alteración del orden público.

El extintor que se utilizó en la acción fue incautado y, según la Policía, forma parte de la investigación por alteración del orden público.

La protesta siguió su curso sin más interrupciones, según consignó la agencia de noticias Sputnik.

El jueves, el Servicio de Seguridad (Säpo) sueco informó que el nivel de amenaza terrorista de Suecia se elevó a 4 sobre 5, y que el país se convirtió en un objetivo prioritario para los grupos yihadistas, luego de que las autoridades autorizaran, en nombre de la libertad de expresión, estas protestas en las que se profanó el Corán.

La jefa del Säpo, Charlotte von Essen, dijo que la amenaza de atentados «persistirá durante mucho tiempo» en el país, ya que «Suecia ha pasado de ser considerada un objetivo legítimo de atentados terroristas a ser considerada un objetivo prioritario».

Es la primera vez desde 2016 que Suecia incrementa su nivel de alerta.

En los últimos meses, las diversas expresiones antimusulmanas en el país escandinavo hicieron tambalear su habitual tranquilidad.

Las manifestaciones en Suecia también provocaron respuestas del mundo musulmán, la más fuerte en Irak, donde manifestantes atacaron la embajada de Suecia, obligando a evacuar temporalmente a su personal.

La semana pasada se lanzó un cóctel molotov contra la embajada de Suecia en Beirut, la capital del Líbano, pero el proyectil no explotó.

Asimismo, el pasado fin de semana el grupo yihadista Al Qaeda llamó a cometer ataques en Suecia.

Además, varios países actualizaron sus recomendaciones para viajeros que deseen visitar Suecia.

El domingo pasado, la Cancillería británica declaró que los ataques extremistas en territorio sueco eran «muy probables».

La hostilidad expresada hacia Suecia llevó al Gobierno a intensificar sus controles fronterizos y a que las autoridades de varios países, como el Reino Unido y Estados Unidos, emitieran alertas de viajes hacia el país nórdico y aconsejaran «prudencia» a los viajeros.

Las autoridades suecas están estudiando cómo limitar la organización de manifestaciones en las que se queme el Corán sin restringir la libertad de expresión. Pero la mayoría parlamentaria parece reacia a hacer cambios legislativos en este sentido.

La quema del libro sagrado de los musulmanes generó críticas en todo el mundo islámico y es uno de los motivos por los que Turquía aduce para que Suecia no ingrese a la OTAN, que requiere la aprobación de la totalidad de los 31 países miembro.