Diez mil toneladas de desechos estaban acumuladas este viernes en las calles de París a causa de una huelga de los basureros contra la reforma jubilatoria impuesta por el presidente francés, Emmanuel Macron, que finalmente fue aprobada este jueves último por decreto.

La nueva estimación, superior a las 7.600 de principios de semana, se dio a conocer después que el ministro del Interior, Gérald Darmanin, afirmara que las requisiciones de huelguistas estaban funcionando, en referencia a la medida que obliga a los trabajadores esenciales a volver a sus puestos de trabajo.

«Desde hoy, desde esta mañana, esta requisición funciona y permite recolectar esta basura», dijo Darmanin, aunque el entorno de la alcaldesa socialista Anne Hidalgo lo desmintió, al afirmar que «no salió ningún camión del lado público».

Los empleados municipales del servicio de recolección de basura iniciaron hace doce días una huelga y el bloqueo de los incineradores de la capital en protesta contra el proyecto del mandatario galo, que contempla retrasar gradualmente la edad de jubilación de 62 a 64 años.

Estos garantizan la recogida de la mitad de los 20 distritos de París, mientras que el resto está a cargo de empresas privadas, que siguieron trabajando y algunas firmaron contratos para limpiar las zonas afectadas.

Los trabajadores de este sector se declararon decididos a continuar con la medida de fuerza hasta el lunes, máxime cuando la adopción por decreto de la reforma reactivó las protestas.