Por Federico Morel

El sábado pasado, el grupo militante Hamás logró romper y atravesar un pequeño flanco descuidado de la, hasta ahora, imbatible defensa de Israel, provocando ataques terroristas sobre la población civil y desencadenando la ira del gobierno israelí que, 24 horas después, emprendió centenares de ofensas en diferentes puntos del sur de Israel y en la Franja de Gaza. Ambos hechos dejaron más de 2.000 muertos en un fin de semana.

La historia bélica que acompaña tanto a Israel como a Palestina data de muchos años, pero se ha visto profundizada por la radicalización de las ideologías conservadoras que pregonan en los diferentes gobiernos de Medio Oriente.

Claves para entender el conflicto

Es imprescindible analizar las características de ambos pueblos para poder comprender la intensidad y la relevancia local, regional e internacional que pesa sobre esta guerra.

La religión es clave en la toma de decisiones de la mayoría de los países de Medio Oriente. Por un lado está el Estado de Israel, de religión judía, y en la otra punta del ovillo se encuentra Palestina, donde el 90% de la población es musulmana suní.

Tanto israelíes como palestinos reclaman su derecho histórico a habitar la tierra de lo que hoy en día es Israel. Los israelitas sostienen que son descendientes del pueblo hebreo y que Israel es su tierra prometida. Por su parte, los palestinos argumentan que son descendientes de los filisteos, un pueblo que lleva en la zona más de 3.000 años.

A finales del XIX, durante el auge de los nacionalismos y cuando Israel todavía era parte del imperio otomano, nace el Sionismo, donde la frase de cabecera era «Un pueblo, un Estado». Este movimiento político argumentaba que los judíos eran un grupo nacional y no un grupo religioso, que como tal tenía derecho a crear su propio Estado en su territorio histórico, es decir, la tierra de Israel conocida como Sión.

¿Por qué volver a la «tierra prometida»?

La cuestión ahora es comprender por qué el deseo de regresar a Palestina. Resulta que comunidades enteras de judíos emprendieron desde principio de siglo XX el regreso a «su tierra».

Hay tres motivos que son fundamentales para comprender el contexto: primero, los judíos añoraron siempre la vuelta a Jerusalén; segundo, pequeñas comunidades de judíos llevaban siglos habitando la zona; y tercero, los terratenientes turcos que se aprovecharon de las capacidades económicas y el trabajo judío para habitar una zona que no ofrecía muchas posibilidades.

Entre 1882 y 1903 se produce la primera gran migración de judíos a Palestina, principalmente desde Rusia, Polonia y Rumania. Esta migración se conoce como la «Primera Aliyah» que significa «ascenso» en español, y fue financiada por el barón Rothschild.

La «Segunda Aliyah» comenzó en 1904, cuando una ola de antisemitismo comenzó a recorrer Europa y, llegada la Primera Guerra Mundial junto con la caída del Imperio Otomano, la vuelta a la «tierra prometida» se incrementó notablemente, con la venia de Inglaterra que controló Palestina después del conflicto bélico internacional. La migración de judíos a Palestina alcanzó su culmine con el proceso antisemita y fascista en Europa, que provocó la Segunda Guerra Mundial.

Los judíos de Palestina para 1882 conformaban el 8% de la población, en 1931 eran 16,9% y para 1936 la población judía en la zona llegó a 28,1% dentro del territorio palestino. Antes de la Segunda Guerra Mundial se registraron hasta cinco olas de migración.

Conflicto tras conflicto

Reino Unido, agotado por tantas guerras y conflictos, se retiró de Palestina en el año 1947 y la recién creada ONU dividió a Palestina en dos territorios. En 1948 el Estado de Israel fue proclamado en el suelo otorgado por la joven entidad internacional, aboliendo como primera medida las leyes anti migratorias. Dos días después, la Liga Árabe conformada por Egipto, Siria, Arabia Saudí y Transjordania le declararon la guerra a Israel. Los israelitas con su IDF, Fuerzas Armadas de Israel, no solo que no perdieron la guerra, sino que incrementaron su territorio un 23%.

Al termino de este conflicto, la Franja de Gaza y Cisjordania fueron ocupadas por Transjordania y por Egipto, y para ese entonces 711 mil familias árabes quedaron sin hogar en manos de los israelíes.

Para 1956, Egipto nacionalizó el canal de Suez y bloqueó los estrechos de Tirán, la principal vía al puerto israelí. Israel, movilizado por la jugada de Egipto y aliado con Francia y Reino Unido, arrasó con el ejercito egipcio. Sin embargo. la ONU hizo desmilitalizar la zona alrededor de canal de Suez.

En 1967, los cascos azules se retiraron de la zona y los conflictos volvieron. Egipto, Siria, Irak y Jordania entraron en conflicto contra Israel, y esta vez el IDF ganó la guerra y se quedó con la península del Sinaí nuevamente, Cisjordania y los Altos de Golán de tierra siria.

La guerra de Yonkipur dejó a Israel debilitado y cedió a las negociaciones: devolvió el Sinaí a Egipto a cambio de que este fuera el primer país árabe en reconocerlo como Estado Nación. También devolvió territorios palestinos, pero a medias, ya que se quedó con una parte del terreno palestino.

En 1982, Israel invadió el sur de Líbano para frenar las incursiones de guerrilleros palestinos en su territorio, y la Armada Israelí se quedó allí hasta el año 2000 y en 2006 la violencia tuvo un repunte con una intervención directa de Israel contra la milicia de Hezbollah.

Israel se convirtió en una potencia mundial en pocas décadas, militar y económicamente hablando, pero no ha dejado de hacerle la vida imposible a los palestinos. ¿De qué manera? Instalando asentamientos judíos en territorio palestino y de a poco se fue quedando con este lugar.

Restricciones de movimientos, acceso a agua y represión son las herramientas que utiliza Israel para contener a los palestinos.

Desde la muerte de trabajadores a la conformación de Hamás

En 1987, Israel mató a cuatro trabajadores palestinos que se encontraban en un campo de concentración y fueron embestidos por un camión militar israelí. Lo que provocó la «Primera Intifada», una revuelta palestina contra el dominio israelí. Niños y adolescentes respondían con piedras a los tanques israelíes.

Es aquí cuando nace Hamás, una organización de carácter religioso que intenta hacerse con el control de la resistencia palestina, que hasta entonces estaba en manos de la OLP, una agrupación con menos principios religiosos, de aspecto más bien político.

En 1988 se produjo la declaración de independencia de Palestina por la OLP sin que casi ningún país con peso en la ONU la reconociese. El presidente de esta organización era Yasser Arafat, que acabada La Intifada en 1993, reconoció al Estado de Israel y en respuesta a esto, el Primer Ministro de ese país reconoció al OLP como legítimo representante del pueblo palestino dando inicio a los acuerdo de Oslo.

Sin embargo, en el año 2000, con hombres bombas y ataques terroristas contra todo lo que tenga que ver con Israel, comenzó la Segunda Intifada.

Dentro de esta segunda etapa en 2004 murió Arafat dando lugar al ascenso de Hamás en la representación palestina y, por supuesto, en la intervención militar contra la represión israelí. El conflicto se radicalizó aún más. Hamás se hizo fuerte en la Franja de Gaza e Israel creó un muro para bloquearlo económicamente.

Comienzo de la última guerra

Luego de una breve reseña para entender cómo surge la mala relación entre estos pueblos de oriente medio, Conclusión decidió preguntarle al licenciado en Relaciones Internacionales Santiago Toffoli, quien explicó la nueva escalada de violencia que azota la Franja de Gaza desde el sábado pasado.

«Es la mayor falla de la seguridad de la historia del Estado de Israel desde que se constituyó como tal en el año 48, es su 11 de septiembre, nunca había sucedido que además de ataques aéreos, de cohetes que suelen tener una incidencia marginal porque Israel tiene uno de los sistemas de defensa más avanzados y sofisticados del mundo. Además hubo una invasión por parte de comandos del grupo armado Hamás, que es una organización política o militar, donde dispararon indiscriminadamente contra civiles, se llevaron personas desde Israel a la Franja de Gaza como rehenes. Eso va a incidir en la respuesta de Israel, porque se estima que hay más de 150 israelíes en la Franja de Gaza, por lo tanto eso cambia la lógica de la respuesta de Israel», explicó el especialista en políticas del mundo.

Al consultarle al licenciado sobre los argumentos políticos de este conflicto, expresó que «hay una situación que también se completa con radicalización de ambos lados y esto es lo que genera quizás una perspectiva oscura de cara al futuro. Estamos en vistas del gobierno más de ultraderecha en la historia de Israel, del Primer Ministro Benjamin Netanyahu que es del partido político Likud, que es la centroderecha israelí histórica, tradicional, de Ariel Yaron, algunos de los que sigan este conflicto se van a acordar de estos nombres. Hoy gobierna con partidos de la ultraderecha y los ultraortodoxos, que son los movimientos o los brazos políticos de los colonos que avanzan con los asentamientos sobre todo en Cisjordania, recordemos que los palestinos están en Cisjordania y en la franja de Gaza».

Toffoli explicó: «Hamás es una organización político militar que gobierna y controla la franja de Gaza, que a diferencia de la Autoridad Nacional Palestina, lo que era la Organización para la Liberación de Palestina, tiene métodos mucho más radicalizados como este que acabamos de ver. Hay una diferencia de enfoques entre la causa palestina que toma las armas y tiene un determinado comportamiento y la autoridad palestina que siempre con sus partidos políticos, con sus organizaciones civiles, abogan por una salida política».

La causa Palestina ha ido perdiendo fuerza en las últimas décadas, aunque para el mundo árabe es de suma importancia. Y es por eso que cobra tanto sentido hoy en día este conflicto.

«Me parece que lo más preocupante es que no hay una perspectiva de salida. Hay una propagandización de la guerra y de estos hechos que también tiene que ver con el mensaje que se quiere dar. La causa Palestina ha perdido en el mundo árabe mucha agenda en los últimos años. En los 70, en los 80, todo el mundo árabe defendía a los palestinos. La causa palestina es importante para el mundo árabe. Hoy por hoy cada vez más países árabes normalizan sus relaciones con Israel, la causa palestina fue perdiendo fuerza. Lo que hace Hamás con esto, además de realizar la acción armada y hacer una propaganda de eso, es hacer un elemento cinematográfico. Pasaban con GoPro por los controles fronterizos, uno entiende que también hay un mensaje ahí como diciendo que la causa palestina sigue ahí y si no hay una salida a esto de alguna manera, estas situaciones van a empezar a suceder cada vez más seguido», argumentó el experto en relaciones internacionales.

Toffoli opinó que «el conflicto árabe-israelí es el que más puso de manifiesto la impotencia que tiene una institución multilateral como la ONU, que ha sacado resoluciones a lo largo de la historia que definía en el 47 que tenía que haber dos estados, pero no los hay. En el 67 decía que Israel tenía que abandonar los territorios que había conquistado en la guerra a los seis días, pero no sucedió, y hasta incluso había resoluciones de la ONU que decían que la parte de los barrios musulmanes de Jerusalén no puede ser ocupada por Israel, y tampoco sucedió. Entonces me parece que la ONU y las instituciones internacionales en general, tienen impotencia con respecto a estos conflictos donde siempre se terminan dirimiendo por el poder mismo».

Y concluyó: «Después está el abordaje del periodismo y los medios de comunicación hegemónicos, más allá de filmar o no, de las imágenes o no, hay una utilización de estas cosas, de ya frenar, de hacer una simplificación, de decir que estos son terroristas y estos son buena gente, donde hay un conflicto detrás que por algo no se soluciona hace 70 años, es porque justamente es un conflicto complejo, tiene muchas aristas, no hay buenos y malos de un lado y del otro, sino que hay civiles y militares, hay radicalizados y hay moderados, hay gente que aboga por una salida armada y gente que aboga por una salida política. Entonces por eso hay que tener mucho cuidado con respecto a cómo uno utiliza las palabras porque nosotros desde los medios de comunicación sabemos que tenemos una responsabilidad, cuando uno ve que en otros medios más grandes o que tienen más llegada, medios de Buenos Aires, que no toman esa responsabilidad como tal y pasan estas cosas donde la población quizás se hace eco de determinadas caracterizaciones que no siempre aportan a comprender esta situación».