Foto gentileza Brendan Smialowski / AFP

Por Victoria Musto*

Junto con la votación que determinaría quién sería la próxima persona en ocupar el Salón Oval de la Casa Blanca, los comicios del 3 de noviembre impulsaron a los norteamericanos a decidir quiénes serían los próximos ciudadanos en conformar un nuevo tercio del Senado y la Cámara de los Representantes.

Tres figuras sintetizan las grandes tendencias en disputa y permiten conocer las tensiones que presenta el panorama político estadounidense.

Cori Bush

Para empezar, hay que conocer a Cori Bush, elegida como la primera mujer negra en ocupar una banca en el Senado por el estado de Missouri. Bush representa al inmenso movimiento que tomó las calles norteamericanas luchando por el fin de la violencia policial y el racismo condensado en el movimiento Black Lives Matter (Las vidas negras importan). A partir de los hechos en Ferguson, donde la policía asesinó al joven negro Michel Brown en el 2014, su militancia no hizo más que intensificarse. Es por este motivo, que desde el año 2016, Bush presentó sucesivamente su candidatura identificándose con el ala más izquierdista del partido demócrata. Esa fracción que también llevó al poder a Alexandria Ocasio-Cortez, la joven de origen portorriqueño que se autodefine como socialista.

Bush es oriunda de St. Louis, uno de los distritos con las tasas más altas de homicidios y delitos violentos de los Estados Unidos. Además, como ella misma afirma, la nueva senadora es enfermera, pastora, madre soltera y activista, sosteniendo que conoce y ha vivido en carne propia las luchas diarias frente a las cuales se bate día a día el electorado que busca representar.

Sarah McBride

La nueva senadora por el estado de Delawere, Sarah McBride, representa un triunfo para la comunidad LGBTQ. McBride se consagró como la primera mujer trans en conseguir una banca en el Congreso.

De extensa trayectoria política, McBride contribuyó en el armado y redacción de la ley que busca combatir en Delawere la discriminación basada en la identidad de género en el empleo, la vivienda, los seguros y las instalaciones públicas. Asimismo, fue la primera persona transgénero en hablar en la Convención Nacional Demócrata, uno de los eventos más relevantes del partido.

Sin embargo, su agenda no se limita a las políticas LGTBQ, sino que busca impulsar acceso a la atención médica, la licencia familiar y médica universal remunerada, la educación preescolar universal y la reforma de la justicia penal.

Majorie Taylor Green

Virando radicalmente en el espectro ideológico, la empresaria Majorie Taylor Green ganó una banca en la Cámara de los Representantes para el partido republicano en el estado de Georgia.

La nueva parlamentaria es vocera del movimiento QAnon. El nombre del grupo deriva de la alusión a la “Q”, que es un código de autorización de acceso utilizado por el Departamento de Energía requerida para acceder a los datos restringidos de alto secreto y de información de seguridad nacional y “Anon” como abreviatura de anónimo. QAnon lidera las teorías conspirativas que afirman que fenómenos como el cambio climático o el coronavirus son falsos, que las vacunas son dañinas y que la defensa de las libertades individuales y de la propiedad privada deben primar frente a otros derechos.

A lo largo de su cuestionable campaña, donde se mostraba con un rifle estilo AR-15, si bien buscó distanciarse de este grupo conspiranoico mantuvo un perfil agresivo mostrándose claramente favorable a la portación de armas, al muro en la frontera con México y en contra del aborto. En este contexto, Donald Trump no dudó ni un segundo en darle su apoyo, a tal punto que luego de su elección, Trump publicó en su cuenta de Twitter que consideraba a Taylor Green como una futura estrella republicana.

¿Qué representan ellas?

Cori Bush, Sarah McBride y Majorie Taylor Green son grandes exponentes de las pujas que exhibe la sociedad norteamericana. Desde hace un tiempo, los demócratas representan las luchas por los derechos de la Comunidad LGTBQ, así como la defensa del medioambiente o del multilateralismo. Esta militancia no excluye que, desde la Academia, se señale desde hace un tiempo que el progresismo sostenido en estos aspectos se contraste con la cercanía con el capitalismo financiero, expresado en las afinidades con Wall Street, como se le adjudicó en el año 2016 a Hillary Clinton.

Este reclamo podría explicar el nacimiento, al interior del partido republicano, de personalidades como Majorie Taylor Green. Apelando a las dificultades económicas que la clase media – baja de los Estados Unidos sufrió como resultado de priorizar a los bancos y a la globalización financiera por sobre el ciudadano promedio, estos significantes fueron capitalizados desde la derecha del espectro ideológico. Así triunfaron las políticas anti-inmigratorias, discriminatorias y se priorizó el crecimiento económico desconociendo el impacto climático que este modelo económico genera.

El estallido del Black Lives Matter podría tener capacidad para acercar nuevamente a los demócratas con las necesidades de los sectores más excluidos de la sociedad norteamericana. Sin embargo, es importante considerar que el voto latino superó cuantitativamente el voto afroamericano y que es justamente este voto latino el cual abonó las filas republicanas contrarias al “socialismo” y a transformar a los Estados Unidos en “Venezuela”, cooptando este partido a la principal minoría étnica del país.

Gobernar la polarización de los Estados Unidos no será tarea fácil, en una realidad marcada por la pandemia del coronavirus y la tensión estructural con China. Ninguna de las tres tendencias que presentan las “mujeres maravillas” son transitorias sino que todas vinieron para quedarse y para complejizar la gobernabilidad en la nación. In God, ¿we trust? (**)

(*) Licenciada en Relaciones Internacionales, conductora de Café Internacional, adscripta en la Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales (UNR), investigadora del Grupo de Jóvenes Investigadores del Instituto de Relaciones Internacionales de la Universidad de La Plata

** “In God we trust” o “En Dios confiamos”, es el lema oficial de los Estados Unidos. Figura en sus billetes y monedas e inclusive en las banderas de algunos estados.