Los países de la Unión Europea (UE) alcanzaron este sábado un acuerdo para un nuevo pacto fiscal que entrará en vigencia este año, el cual permitirá reducir la deuda y el déficit y, al mismo tiempo, mantener las inversiones en áreas clave como defensa y transición verde. La región ya había alcanzado un acuerdo de este tipo, el cual se había suspendido por tres años a causa de la pandemia de Coronavirus.

El acuerdo, que regula los límites de déficit y deuda de los miembros del bloque, llega tras dos años de negociaciones en el cual se trató de equilibrar posturas de países que prefieren la austeridad, como Alemania, y de aquellos que defienden una mayor flexibilidad, como Francia e Italia.

“Me congratulo por el acuerdo político sobre nuestra ambiciosa reforma de gobernanza económica de la UE para una economía europea competitiva y justa”, afirmó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un mensaje publicado en la red social X.

Las nuevas reglas –indicó– “permitirán a los países de la UE invertir en sus metas y a la vez consolidar sus finanzas públicas”.

Los 27 países del bloque ya habían alcanzado un entendimiento básico en diciembre que dio paso luego a difíciles negociaciones en el Parlamento Europeo.

Las discusiones tomaron cerca de 16 horas y se alargaron desde el viernes hasta la marugada de este sábado, dado que los países estaban presionados por la necesidad de que el texto se apruebe antes de las elecciones del Parlamento Europeo de junio próximo, según indicaron las agencias AFP y Bloomberg.

Las nuevas reglas fiscales “contribuirán al equilibrio y la viabilidad de las finanzas públicas, a las reformas estructurales, a la promoción de inversiones, al crecimiento y a la creación de empleos en la UE”, señaló Von der Leyen.

Las reglas habían sido suspendidas durante la pandemia para permitir que los países tengan más maniobrabilidad en los gastos, pero una vez finalizada la emergencia sanitaria, comenzaron a existir desacuerdos para su retorno.

Si bien algunos países reclamaron por la vuelta a la austeridad, la guerra en Ucrania y la necesidad de inversiones para la transición climática hicieron que se modificara la discusión.

Un grupo liderado por Francia defiende mantener la flexibilidad para permitir inversiones y financiar nuevas infraestructuras o el suministro de armas a Ucrania.

El acuerdo fiscal conocido como Pacto de Estabilidad y Crecimiento limitará la deuda de los países al 60% de sus Productos Brutos Internos (PBI) y el déficit público al 3%, al igual que el rigió antes de la pandemia.

No obstante, la propuesta permitirá que las reglas se adapten a la situación de cada país, y a aquellos que excedan dichos porcentajes se les dará un plazo de cuatro años para que los cumplan en la forma de ajuste que cada Estado prefiera. Para aquellos países que emprendan reformas y requieran mayores inversiones, este período de ajuste incluso podrá extenderse a siete años.

Los países con deuda excesiva –de más del 90% del PBI– deberán reducir la misma en 1% anual, mientras que aquellos con endeudamiento de entre 60% y 90%, la deberán reducir en 0,5% anual.

Es decir, no se obliga a los países que en los cuatro –o siete años– del pacto la deuda se reduzca a menos del 60%, pero sí deberán demostrar que se encuentra en una trayectoria descendente.

Tras el consenso alcanzado en Bruselas entre los representantes de la Comisión Europea y del Parlamento Europeos, el acuerdo ahora deberá ser aprobado por cada uno de los gobiernos nacionales y por la Asamblea de la UE para que se convierta en ley.

Una vez aprobado, cada Estado miembro deberá presentar sus planes nacionales de mediano plazo antes del próximo 20 de septiembre, los cuales serán revisables en caso de que se presenten circunstancias que impidan su implementación.

“Las nuevas reglas mejorarán de forma significativa el marco existente y asegurará reglas efectivas y aplicables para todos los países de la UE”, aseguró este sabado en un comunicado el ministro de Finanzas de Bélgica, Vincent Van Peteghem.

En ese mismo sentido, el ministro belga destacó que permitirán “salvaguardar unas finanzas públicas balanceada y sustentables, reforzando el foco en reformas estructurales, e incentivando la inversión, el crecimiento y la creación de trabajo en la UE”.

En el caso de los países con alta deuda, pero bajo déficit, se les pedirá reducir el rojo fiscal por debajo del piso de 3% para tener un mayor “colchón” y responder a posibles shocks económicos.

“Un nuevo marco para la gobernanza económica era necesario. Tomamos nuestra responsabilidad asegurando que las nuevas reglas fiscales sean razonables y creíbles, dejando espacio también para inversiones necesarias”, indicó, en tanto, Esther De Lange, integrante neerlandesa del Partido Popular Europeo en el parlamento.