La Justicia italiana condenó hoy a 46 personas a penas de entre 1 y 20 años de prisión por su participación en el escándalo de corrupción conocido como «Mafia Capital», que develó a fines de 2014 una red criminal que se había infiltrado en el gobierno romano para controlar obras y licitaciones públicas.

Tras más de 200 audiencias a lo largo de casi dos años de juicio, la Justicia decidió condenar a los dos principales acusados, Massimo Carminati y Salvatore Buzzi, a 20 y 19 años de prisión, respectivamente, por una serie de delitos que incluyen asociación mafiosa, corrupción y extorsión.

Con la presencia entre el público de la actual alcaldesa romana Virginia Raggi, la Presidenta del tribunal Rosanna Ianniello fue la encargada de leer las sentencias a los 46 condenados durante la audiencia final del proceso hecha en la cárcel romana de Rebibbia.

Carminati, de 59 años, considerado el jefe de la red mafiosa que durante años asignó obras y licitaciones y ex militante del grupo de extrema derecha Núcleos Armados Revolucionarios (NAR), fue miembro de la primera organización mafiosa que actuó en Roma en los años 80, la denominada «Banda de la Magliana».

«Soy un viejo fascista de los años 70 y estoy contento de lo que soy», aseveró a inicios de este año en su única aparición pública durante el proceso.

Carminate, que está en prisión desde fines de 2014, es conocido como «El Tuerto» luego de perder un ojo en un enfrentamiento con la policía en 1981 durante su primer arresto, a los 23 años, luego de una serie de delitos en Italia y hasta un paso por milicias de extrema derecha en el Líbano.

Buzzi, de 61 años, fue encontrado culpable de usar una cooperativa pantalla para desviar fondos públicos, especialmente dedicados a migrantes.

Antes de ser arrestado a fines de 2014, Buzzi había sido condenado en su juventud a 30 años de prisión por un homicidio y se convirtió entonces en el primer detenido de la historia italiana en lograr un título universitario en la cárcel.

Según los fiscales Giuseppe Pignatone, Paolo Ielo Luca Tescaroli y Giuseppe Cascini, los condenados Carminati y Buzzi eran los líderes de una organización que tenía «a pago» a una serie de burócratas y políticos con los que facilitar negocios y por eso habían solicitado 28 y 26 años para ellos.

«Con el tráfico de migrantes se gana más que con el drogas», aseguró Buzzi en una de las conversaciones interceptadas durante la etapa de investigación.

Por «cuestiones de seguridad», Buzzi y Carminati siguieron la lectura de las condenas por videoconferencias desde las cárceles de Parma y Tolmezzo, respectivamente, en las que están detenidos desde 2014.

Entre el resto de los condenados por corrupción, usura, extorsión y manipulación de licitaciones, entre otros delitos, se encuentran el ex dirigente del servicio de recolección de basura romano (AMA), Franco Panzironi, condenado a 10 años de prisión.

También fue condenado el ex presidente del bloque partido Democrático Mirko Coratti, a seis años, y el representante de la centroderechista Fuerza Italia en el consejo comunal local, Luca Gramazio, a 11 años.

Por su parte, el consejero del municipio local y miembro de la mesa operativa para gestionar la inmigración, Luca Odevaine, fue acusado de recibir 5.000 euros mensuales durante tres años para facilitar los negocios de Buzzi y condenado a 6 años de prisión.