Los partidarios de independizarse de Francia en Nueva Caledonia -un archipiélago en el Pacífico- no reconocen los resultados del tercer y último referendo celebrado este domingo en el que ganó el «No», marcado por un récord de abstención, y que se saldó con la victoria de los partidarios de continuar en Francia.

«Los independentistas, reunidos en el Comité Estratégico Independentista de No Participación, no reconocen la legitimidad de la votación que les fue confiscada. Este referéndum no cumple con el espíritu ni la letra del acuerdo de Numea», señala el comunicado citado por la agencia de noticias Sputnik.

En tanto, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo este domingo tras conocerse los resultados que «Francia es más bella porque Nueva Caledonia ha decidido quedarse», y pidió respetar el resultado de forma «humilde».

El ministro francés de Ultramar, Sébastien Lecornu, defendió en la radio France Inter la consulta pese a la baja participación.

En la misma línea, el presidente de la comisión de control de la votación, Francis Lamy, estimó que la abstención no afecta a la legalidad ni a la transparencia de la consulta.

El referendo tuvo solo 43,9% de participación en medio del llamamiento de los independentistas de boicotear la votación debido a la pandemia del coronavirus.

Los independentistas había pedido posponer la consulta popular para septiembre de 2022, pero las autoridades francesas se negaron a aplazar la fecha.

El 96,49% votó contra la independencia de Francia, y el 3,51%, a favor de esta opción.

Nueva Caledonia es un archipiélago de islas en el océano Pacífico, situado a 2.000 kilómetros al este de Australia y a casi 20.000 kilómetros de Francia continental.

En 1853 Francia declaró que las islas le pertenecían.

El Acuerdo sobre la Descolonización Progresiva del archipiélago, también conocido como el acuerdo de Numea, firmado en 1998, que buscó cerrar una crisis entre indígenas y descendientes de colonos, prevé la celebración de tres referendos sobre la independencia, por lo que el de este domingo fue el último.

La primera ocasión en la que se llevó a las urnas la independencia tuvo lugar el 4 de noviembre de 2018, y por entonces el 56,7% de los votantes se manifestó en contra.

En el segundo, celebrado en octubre de 2020, el 53,3% de los ciudadanos se opuso a la independencia.

El rechazo de los independentistas siembra la incertidumbre sobre la continuidad del proceso. En junio en París, los caledonios acordaron con el Estado que después de la consulta se abriría «un período de estabilidad y convergencia».

Este período debe preparar un «referéndum de proyecto» para junio de 2023, que debe concluir con un nuevo estatuto para esta región dentro de Francia, tras vencer el no. Sin embargo, el diálogo parece amenazado.

«La vía del diálogo se rompió por el empecinamiento de un gobierno francés incapaz de conciliar sus intereses geoestratégicos en el Pacífico y su obligación de descolonizar nuestro país», agregan los independentistas.

Además, el mapa de resultados muestra la persistente fractura política, geográfica y étnica: las regiones del sur y europeas votaron no a la independencia, mientras que la abstención se centró en las septentrionales zonas kanak.

La estratégica posición de Nueva Caledonia en el Pacífico Sur quedó patente en los pasados meses cuando Francia se reivindicó como una nación del Indopacífico, tras un pulso diplomático con Australia y Estados Unidos, en la llamada «crisis de los submarinos».

Los analistas avanzaban que una Nueva Caledonia independiente podría acercarse a China, que busca invertir en sus recursos mineros. Beijing ya es el mayor cliente para la exportación de metales desde Nueva Caledonia, en especial el níquel.