Corea del Sur y Estados Unidos iniciaron hoy los ejercicios militares más importantes en la historia de la región, en las que participan más de dos centenares de aviones, días después del último lanzamiento de misiles de Pyongyang, que hoy renovó sus amenazas en paralelo al rechazo a las maniobras expresado por China.

En los cinco días de despliegue militar bautizado «Vigilant Ace» participarán según fuentes militares más de 230 aviones de combate, entre ellos jets con capacidad furtiva F-35, así como unos 12.000 soldados.

Las maniobras, que continuarán hasta el viernes, «reforzarán la disponibilidad» de ambos países aliados y comenzaron en medio de amenazas por parte de Pyongyang.

Medios surcoreanos insistieron en que el ejercicio bilateral implica un despliegue inédito en la península coreana en cuanto a activos movilizados, aunque la Séptima Fuerza Aérea estadounidense aseguró en un comunicado que «son comparables en escala a previas ediciones de ‘Vigilant Ace’ «.

Aunque el ejercicio tiene una frecuencia anual y estaba ya planeado antes de que Corea del Norte realizara el miércoles pasado su último ensayo de misiles balísticos, el operativo sirve de contundente respuesta ante al lanzamiento del misil balístico intercontinental (ICBM).

En tanto, China, histórico aliado a Pyongyang, reaccionó hoy llamando a todas las partes en el conflicto a actuar con contención. El vocero del Ministerio del Exterior chino, Geng Shuang, alertó que la situación en la península coreana es «altamente sensible».

«China se opone firmemente a las acciones para aumentar la tensión en la península coreana», dijo el jefe de la diplomacia china y advirtió que «las medidas que están en contra o no incluidas en las resoluciones (de la ONU) carecen de apoyo legal internacional y pondrán en peligro la ejecución de las mismas».