España, la cuarta economía de la zona euro luego de Alemania, Francia e Italia y vapuleada por un 24 por ciento de desempleo y un 45% de desocupación juvenil, apeló a un ajuste fiscal enorme para cancelar préstamos por deudas en los próximos años.

En el Boletín Nº 138 de enero de 2013  la Confederación General de Trabajadores de España denunció que la tasa «de ganancia del capital, desde la mitad de la década de los 70, se desplazó del capitalismo industrial al capitalismo financiero».

Esta financiación de la riqueza social producida planteó la CGT «fue devuelta a la ciudadanía en forma de deuda y por la inmensa concentración de masas de capitales, en los fondos de inversión y por una endeudamiento permanente: es la sociedad de los propietarios» reza el documento.

Los trabajadores revelaron que estaban «con el agua al cuello y, cientos de miles de personas, quizás millones, son ahogadas con la expoliación de sus derechos fundamentales, el empleo y un salario suficiente para vivir con dignidad, tenemos que enfrentarlos y desobedecer a quienes son los responsables de esta barbarie”.

 «Se llama progreso, pero hay cosas que tienen un valor incalculable. Lo más valioso a veces no tiene valor»,

A la crisis instalada y pese a las denuncias de los trabajadores, se le suma una perspectiva alarmante en el rubro del comercio denominado tradicional que desde hoy -1 de enero de 2015-  pierde la protección otorgada por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1995.

La ley mencionada, permitió a los negocios abiertos antes de 1985 mantener sus contratos por un máximo de 20 años. Durante ese lapso el gravámen de actualización de los alquileres estaba dado por el Índice de Precios al Consumo.

Por lo tanto, a partir de hoy, los propietarios de los locales quedan facultados para disponer de ellos a su antojo.  Además, la renegociación del alquiler en el contexto español es casi imposible, ya que el precio de mercado es cinco veces más alto que el que pagaban.

«Los comercios afectados serían cerca de 200 mil, de los cuales entre 50 y 55 mil cerraran sus puertas inmediatamente y 120 mil los trabajadores perderán su puesto de trabajo», así lo hizo saber la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos.

Realidad muy distinta para aquellas franquicias poderosas como Zara, que podrá acceder al alquiler de esos locales sin grandes sobresaltos.

«Es un cambio de modelo que se impone en las grandes ciudades. Ha pasado en París, Florencia, Venecia… Las franquicias generan actividad económica, pero se pierde la esencia, el valor que tiene una ciudad con respecto a otras», dijo Robert Tornabell, catedrático de la escuela de negocios Esade.

Tornabell ya había sentenciado en 2010 «Los trabajadores no crearon esta crisis, pero el ajuste se está realizando a su costa. Ahora se hace inevitable un cambio en el mercado de trabajo», concluyó.