El secretario de Estado, Antony Blinken, viajará este viernes a China, buscando «manejar responsablemente» los tensos lazos con el gigante asiático, confirmó hoy la Casa Blanca.

«Blinken viajará a Beijing, República Popular China (RPC), y a Londres, Reino Unido, del 16 al 21 de junio», indicó el Departamento de Estado en un comunicado.

«Blinken se reunirá con altos funcionarios de la República Popular China para discutir la importancia de mantener abiertas las líneas de comunicación con el fin de manejar de manera responsable la relación entre Estados Unidos y la República Popular China para evitar errores de cálculo y conflictos», señaló el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.

La Casa Blanca confirmó, así, el primer viaje de un alto diplomático de Washington en casi cinco años, ya que la reunión bilateral estaba pactada para comienzos de este año, pero fue suspendida luego de que el Gobierno estadounidense descubriera y derribara un presunto globo espía chino que sobrevolaba Estados Unidos, lo que generó un aumento considerable de las tensiones entre ambas potencias.

Antes del viaje, Blinken habló por teléfono con el ministro de Relaciones Exteriores de China, Qin Gang, y dijo que «plantearía las áreas de preocupación, así como las áreas de potencial cooperación».

Por su parte, Qin Gang dijo a Blinken que «desde el comienzo del año, las relaciones chino-estadounidenses enfrentaron nuevas dificultades y desafíos. Está claro quién es el responsable», según indicó el resumen de la conversación difundido por el Ministerio de Relaciones Exteriores chino.

«China siempre contempló y gestionó las relaciones China-EEUU de acuerdo con los principios de respeto mutuo, coexistencia pacífica y cooperación provechosa para ambos avanzados por el presidente Xi Jinping», agregó.

El ministro «explicó la posición solemne de China sobre Taiwán», principal punto de fricción entre las dos potencias, así como sobre «otras preocupaciones esenciales» de Pekín, indicó el resumen.

Las relaciones entre las dos economías más grandes del mundo se tensaron en los últimos años por el caso del conflicto de Beijing con Taiwán, una isla aliada de Estados Unidos, que China considera propia y por la que reclama soberanía.

Algunas de las cuestiones que agravaron el conflicto entre las dos potencias tienen que ver con maniobras que las Marinas de ambos países realizaron en el mar de China Meridional, cuestiones de comercio internacional y acusaciones mutuas de espionaje, entre otras.

Este viaje formaba parte de una estrategia pactada en Indonesia en noviembre entre los dos jefes de Estado, Joe Biden y Xi Jinping, para evitar que la rivalidad entre ambas potencias se saliera de control.

Sin embargo, en febrero, el viaje fue suspendido por el incidente con el presunto globo espía.

Recientemente, ambas partes trataron de volver a contener las tensiones con una serie de encuentros, entre ellos una reunión a puerta cerrada entre el asesor de seguridad nacional de Biden, Jake Sullivan, y el alto cargo diplomático chino Wang Yi en Viena.

La Casa Blanca acusó la semana pasada a China de operar durante años una unidad de inteligencia en Cuba, y la reforzó en 2019 para aumentar su presencia en la isla caribeña.

Una base en Cuba, a 150 kilómetros del extremo sur de Florida, sería considerado por Washington como un desafío directo al territorio continental estadounidense.

Consultado en conferencia de prensa sobre esa base, el portavoz de la Cancillería del gigante asiático, Wang Wenbin, dijo que desconocía la situación, pero criticó la política de Washington hacia Cuba.