Cuando el pasado 11 de marzo, la Oganización Mundial de la Salud otorgó el grado de pandemia al brote de Covid-19 que, desde China, se extendía por todo el globo terráqueo, los contagios confirmados alcanzaban los 200.000 y el número de muertes en todo el mundo ascendía a 8.000. Poco más de tres meses después, las muertes a causa del coronavirus, a nivel mundial, rondan los 510.000, en tanto que más de 10.000.000 de personas se han contagiado con el virus.

Esta progresión, que en tan sólo 90 días ha saltado de 200.000 a 10.000.000 es la que mantiene en alerta a especialistas y científicos en todo el planeta, incluyendo a los de nuestro país, y la que los obliga a sostener que aún se está muy lejos del fin. Pareciera que los peores momentos aún todavía están por llegar.

Argentina

El 3 de marzo de 2020, Argentina registró su primer caso positivo de virus corona. Se trató de un caso importado: un hombre de 43 años que había regresado de Milán. Cuatro días después, el 7 de marzo el país registraba la primera muerte.

A pesar de las decisiones sanitarias adoptadas por el Gobierno nacional, y de que muchas provincias parecen haber controlado la epidemia territorio adentro, la curva de contagios y muertes en Argentina comenzó a dispararse en las últimas semanas, sobre todo en la región de Ciudad de Buenos Aires y área metropolitana. También algunas zonas que parecían haber controlado los contagios vuelven a experimentar un resurgimiento de casos.

Si bien hasta mediados de mayo lograron contenerse los contagios y muertes, a partir de ese momento las cosas se complicaron y a dia de hoy, el país registra 62.268 infectados y 1.280 fallecidos

Lo peor está por venir

La pregunta que más se repite en todos los ámbitos y en todo el mundo, con tonos que van de la genuina preocupación al frío escepticismo, es cuán letal es esta pandemia del virus corona frente a otras que ha conocido la historia de la humanidad. Y, una vez formulada esa pregunta, la que sigue es: ¿hemos llegado al pico máximo? ¿el virus comienza a retroceder?

La dificultad para dar ambas respuestas es precisamente, que la epidemia está en curso y que se está ante un virus desconocido. Esto implica posibles mutaciones, rebrotes y efectos colaterales sobre la salud de los seres humanos que aún no están ni siquiera cerca de descubrirse.

En ese sentido, los cifras que se registran día a día no sólo son cambiantes sino que, según los especialistas, son poco confiables, tanto para los gobiernos como para los ciudadanos. Los investigadores advierten que hay tantas incertidumbres, sobre todo en cuanto al número real de infecciones, que sigue siendo casi imposible sacar conclusiones firmes sobre la tasa de mortalidad.

Otro punto a tener en cuenta en el análisis reside en el alto nivel de contagiosidad del Covid-19, lo que complejiza seriamente su contención, frente a otras epidemias cuya letalidad es mayor mayor pero pueden ser más facilmente controladas.

Este lunes, la Organización Mundial de la Salud emitió un desalentador informe en el que afirman que «lo peor está por venir».

«Mañana se cumplen 6 meses desde que la OMS recibió los primeros informes de una serie de casos de neumonías de causas desconocidas en China.Y esos seis meses coinciden con alcanzar los 10 millones de casos y las 500 mil muertes», señaló Thedros Adhanom Ghebreyesus, presidente de la organización.

«Lo peor está por venir. Lamento decirlo pero, con este tipo de entorno y condiciones, tememos lo peor. Y es por eso que tenemos que unir nuestras acciones y luchar contra este peligroso virus. Algunos países están experimentando un resurgimiento de casos a medida que comienzan a reabrir sus economías y sociedades. La mayoria de las personas siguen siendo suceptibles y el virus todavía tiene mucho espacio para moverse. Todos queremos que esto termine, todos queremos seguir adelante con nuestras vidas, pero la dura realidad es que esto no está ni cerca de terminar. Aunque muchos países han hecho muchos progresos, a nivel mundial, la pandemia se está acelerando»

En tanto, desde la Organización Panamericana de la Salud (OPS) , advitieron que, de persistir las condiciones actuales en América Latina, para el mes de octubre se registrarían más de 400.000 fallecimientos.

Según las declaraciones de Carissa Ettiene, directora de la OPS, «se espera que América Latina y el Caribe tengan más de 438.000 muertes de Covid-19″ en los próximos tres meses». «Es importante enfatizar que estas proyecciones se cumplirán solo si persisten las condiciones actuales. Esto significa que los países pueden cambiar estas predicciones si toman las decisiones correctas e implementan estrictas medidas probadas de salud pública», remarcó Etienne.

De acuerdo a la evaluación del organismo, la región y el continente, que ya acumula más de 5 millones de casos y 248.000 muertos, poco más de la mitad de las infecciones y decesos registrados en el planeta, son el nuevo epicentro de la pandemia.

 «En ausencia de una vacuna o tratamientos efectivos para el Covid-19, las herramientas que la región tiene a disposición para luchar contra el virus son limitadas». aseguró Etienne.

Pandemias históricas versus Covid-19

Grandes pestes y pandemias asolaron a la humanidad a lo largo de la historia, y en el repaso y análisis de esa historia es de donde abrevan los científicos y especialistas para hacer proyecciones y estimaciones. Si bien muchos dicen que la pandemia de Covid -19 está lejos de ser de las más letales, y otros se atreven a afirmar que está cerca de su fin, la verdad es que cada vez más son los indicadores que dichos análisis podrían estar muy lejos de lo cierto. Y tal vez, como afirma la OMS, lo peor esté por venir.

Peste negra: 200 millones de muertes

La peste negra está considerada como una de las plagas más letales de la historia: entre los años 1.347 y 1.351 se cobró cerca de 200 millones de muertos.

En el siglo XIX se descubrió que el agente etiológico de la peste era la bacteria Yersinia pestis, que se transmitía por la picadura de pulgas procedentes de las ratas negras. También se podía contagiar por contacto directo con muestras tisulares infectadas o por inhalación de gotitas respiratorias contaminadas, al igual que con el COVID-19.

Esta peste aún existe, particularmente en las regionees más pobres del planta, pero debido a las mejoras sanitarias e higiénicas, la enfermedad se redujo notablemente.

Sin mediar tratamiento, la mortalidad podía ser de 30 a 100 %. Pero para 1990-2010, la medicina moderna había reducido esta cifra a un 11%

Viruela: 56 millones de muertes

Era una enfermedad desconocida en el continente americano, pero llegó con la conquista europea. Fue introducida primero en lo que actualmente es México por los españoles y fue determinante en la caída del Imperio Azteca. Es considerada la segunda mayor pandemia de la historia, y hay estimaciones que indican que mató hasta al 90% de la población nativa americana

Gripe española: 50 millones de muertes

Detectado en el año 1918, el virus de la influenza A H1N1 (IAV), que parecía haber pasado de las aves a los humanos, infectó, en dos años, a unos 500 millones de personas y llegó a matar a 50 millones en todo el mundo.

Esta elevadísima tasa de mortalidad se debió a la virulencia del patógeno, las condiciones socio-económicas precarias y la higiene deficitaria. Además, el mundo estaba atravesando la Primera Guerra Mundial y la desnutrición era común en la población en general, lo que sumaba un importante factor de riesgo.

En cuanto a las edades, en contraste con COVID-19, la gripe española también afectó a niños menores de 5 años y a adultos de 20 a 40 años. Tenía una tasa de mortalidad de alrededor del 2,5 %.

VIH Sida: 25-35 millones de muertes

A pesar del tiempo transcurrido y los avances médicos, en el ámbito científico el VIH aún es considerado pandemia. Desde sus orígenes, en el año 1981, ha matado a 32 millones de personas.

El VIH puede progresar a SIDA, lo que lleva hacia el fallo del sistema inmune, lo que permite el desarrollo de infecciones oportunistas y neoplasias cancerígenas potencialmente mortales. El contagio ocurre únicamente a través de fluidos de personas infectadas: sangre, semen, flujo vaginal, líquido seminal y leche.

Gripe Porcina: 200.000 muertes

La gripe porcina afectó a unos 60 millones de personas entre el aó 2009 y 2010. Con síntomas parecidos a los del Covid-19, (fiebre, escalofríos, tos, cefaleas), este virus se cobró 12.469 muertes.

La particularidad de este patógeno fue que las personas más jóvenes no tenían inmunidad natural. Debido a esto, el 80 % de las muertes ocurrieron en menores de 65 años. Algunos adultos mayores eran inmunes, lo que sugiere que el virus (H1N1) podría haber infectado a un gran número de personas en décadas anteriores. La tasa de mortalidad global de la gripe porcina fue de alrededor del 0,02 %, es decir, menos contagiosa que COVID-19.

La virulencia del virus H1N1 y la falta de medicamentos específicos la convirtieron en la pandemia más grave en la historia reciente. Sin embargo, el virus desapareció abruptamente.

Cólera: 1 millón de muertos

El cólera se ha convertido en pandemia siete veces en los últimos dos siglos. Se trata de una infección bacteriana del intestino delgado por el Vibrio cholerae. El síntoma más común es la diarrea profusa, que puede llevar a la muerte en unas horas. Aunque el tratamiento de rehidratación inmediata es exitoso en hasta el 80 % de los casos, la tasa de mortalidad del cólera puede ser de hasta el 50 % sin tratamiento.

El lavado de manos es esencial para detener la propagación del cólera. Sin embargo, el acceso al agua potable y la buena higiene de los alimentos son igualmente importantes.

Al igual que con COVID-19, los adultos mayores tenían mayor riesgo de presentar signos y síntomas de mayor gravedad.

SARS: 770 muertes

El síndrome respiratorio agudo severo (SARS) hizo su aparición en el 2002, y es considerada la primera pandemia del siglo XXI. Al igual que COVID-19, el SARS se debió al coronavirus SARS-CoV que se originó en China. Se sabe que esta zoonosis pasó de los murciélagos a las civetas y de ahí al ser humano.

Según los científicos, el SARS-CoV-2, virus causante de COVID-19, se originó en los murciélagos, se trasladó a los pangolines y luego saltó a los humanos.

A nivel mundial, infectó a unas 8000 personas en 29 países. Su tasa de mortalidad era de alrededor del 10 %, una cifra más elevada que la de COVID-19.

Tanto el SARS como el COVID-19 afectan con mayor gravedad a los adultos mayores en comparación con los individuos más jóvenes. Ambos virus pueden transmitirse a través de las gotas arrojadas a través de la tos y de los estornudos.

Debido a la vigilancia epidemiológica, el aislamiento social y las estrictas medidas de cuarentena detuvieron el progreso del SARS, que sirve de punto de comparación entre COVID-19 y otras pandemias históricas. Al interrumpir la transmisión de persona a persona, lograron erradicar el SARS.