Ocho de cada diez alimentos vendidos en verdulerías están contaminados con los agrotóxicos que se utilizan en las explotaciones agrícolas para combatir las plagas, denunció hoy un estudio de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y que reproduce la agencia Noticias Argentinas.

El estudio analizó 60 muestras de frutas y verduras y halló plaguicidas (insecticidas y fungicidas) en el 83 por ciento de los cítricos y las zanahorias; el 78 por ciento en morrones y 70% en verduras de hoja.

Tras analizar verduras de hoja verde, cítricos y hortalizas que son comercializados en verdulerías de la ciudad bonaernese y, por ende, consumido por los ciudadanos en forma directa, los expertos determinaron resultados alarmantes.

El 76,6 por ciento tenía al menos un químico y el 27,7 por ciento de las muestras tenía entre tres y cinco agroquímicos son dos de los datos que arrojó la investigación publicada este jueves por el diario Página/12.

«La variedad de plaguicidas es muy grande. Y el cóctel de químicos es muy fuerte», aseguró Damián Marino, codirector del trabajo y señaló que entre los productos que más se detectaron está el insecticida «endosulfán», prohibido en Argentina desde 2013.

«Plaguicidas. Los condimentos no declarados», es el nombre del estudio realizado por investigadores del Espacio Multidisciplinario de Interacción Socio Ambiental (Emisa), de la UNLP.

El trabajo, realizado entre noviembre de 2014 y abril de 2015, analizó 60 muestras de frutas y verduras. Separados por categorías, el 83 por ciento de los cítricos (naranjas y mandarinas) y de zanahorias tiene agrotóxicos.

También dieron positivo el 78 por ciento de los morrones y el 70 por ciento de las verduras de hoja verde (lechuga y acelga). Los alimentos contenían los insecticidas lambdacialotrina, endosulfán, clorpirifos y cipermetrina. Y los fungicidas (para hongos) tebuconazole, tpoxiconazol.

«Estos son los amigos del famoso herbicida glifosato», destacó Damián Marino, cuando presentó su trabajo en el Congreso de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de Rosario.

Los investigadores coinciden en la importancia de estudiar y alertar sobre el uso del herbicida glifosato (el más utilizado en el país, en soja y maíz, entre otros), pero también remarcan que sus «amigos» están presentes de manera cotidiana en la mesa de los argentinos.

El trabajo afirma que los pequeños productores son también víctimas del modelo que los impulsa a utilizar los plaguicidas e insta a que los gobiernos tomen medidas urgentes y llama la atención: la solución no pasa por reemplazar un veneno por otro, sino en dejar de usarlos.

Afirma el trabajo universitario que siempre la industria química presenta un plaguicida como inocuo y, con el paso de los años y con muchísimos afectados, lo retiran del mercado por la afección que produce en la salud.