Las propiedades duraderas y duras del concreto lo convierten en un material de construcción moderno ampliamente utilizado. Sin embargo, en caso de un terremoto, la naturaleza rígida del concreto hace que los edificios de gran altura sean vulnerables a daños severos.

La Universidad Tecnológica de Swinburne de Australia ha inventado un nuevo tipo de fórmula de concreto hecha de cenizas de carbón y fibra sintética, que tiene cierta resistencia y puede doblarse.

Los investigadores dijeron que además del mejor desempeño sísmico de los edificios construidos con este concreto, el proceso de fabricación de este material es más amigable con el medio ambiente. Debido a que está hecho de cenizas de carbón y fibras sintéticas, no hay necesidad de quemar piedra caliza a alta temperatura, y los desechos generados después de la combustión del carbón se usan efectivamente: cenizas de carbón.

Los científicos desarrollaron un concreto flexible ya en la década de 1990, pero esa tecnología era demasiado costosa.

El concreto estándar es una mezcla solidificada de cemento, agua, piedra triturada y arena, que produce resistencia, pero este material es frágil y propenso a agrietarse. El material de concreto es un tipo de material duradero, pero es esencialmente un material poroso no uniforme. Bajo la influencia de dióxido de carbono, agua, iones de cloruro, sulfatos y otros medios, es inevitable verse afectado por factores externos y corroerse.

Específicamente, este nuevo concreto utiliza cenizas volantes, que es un subproducto de la quema de carbón para generar electricidad. En cierto sentido, fabricar concreto a partir de cenizas es una técnica antigua. Los antiguos ingenieros romanos mezclaron cenizas volcánicas y cal viva para hacer sus propios materiales de construcción icónicos, que todavía son algunas de las estructuras que construyeron hasta el día de hoy.

Universidad Tecnológica de Swinburne

En particular, el equipo de la Universidad Tecnológica de Swinburne logró incorporar fibras sintéticas en su mezcla de concreto y crear un proceso de producción que curaría la mezcla sin calentarla.

Según los informes, este tipo de concreto flexible tiene dos ventajas: por un lado, es más ecológico de producir. Como no hay necesidad de calentar la piedra caliza para hacer cemento, el equipo afirma que, en comparación con el hormigón flexible tradicional, la energía requerida para la fabricación se reduce en un 36% y el proceso de producción también reduce el dióxido de carbono en un 76%.

Por otro lado, las fibras de polímero dentro del concreto le permiten soportar múltiples roturas del «tamaño del cabello» sin romperse en pedazos individuales. Según el Dr. Behzad Nematollahi, el investigador que desarrolló el material, «es 400 veces más flexible que el concreto ordinario, por lo que es ideal para su uso en lugares con terremotos frecuentes».

La información pública indica que el concreto flexible ya no es un concepto nuevo, fue desarrollado a principios de la década de 1990 por Victor Li, profesor de ingeniería civil y ambiental de la Universidad de Michigan. Sin embargo, la capacidad de producir materiales a precios razonables siempre ha sido el problema.