MIéRCOLES, 27 DE NOV

La rehabilitación visual es el camino a una vida plena

Rosario cuenta con un centro público y gratuito para personas con falta total o parcial de la visión. Está ubicado en el centro de la ciudad y la inscripción es durante todo el año.

Por Vanesa Pacheco

El Centro de Rehabilitación para Personas con Discapacidad Visual Nº 2014 “Luis Braile” es una institución pública y gratuita, dependiente del Ministerio de Educación de la Provincia de Santa Fe, y dirigida a mayores de 15 años. Acuden alrededor de cien personas por año. Es totalmente abierto a toda la comunidad, tanto local como de otras provincias cercanas. En la ciudad de Santa Fe hay otro centro de las mismas características.

El próximo año, la institución, ubicada en España 528, cumplirá 70 años. En ese contexto, Conclusión dialogó con su directora, Mariel Massari, quien habló sobre cuáles son los servicios y actividades de rehabilitación para personas con discapacidad visual y también con ceguera total.

“Nuestra mayor cantidad de población es gente que ha perdido su visión de jóvenes o adultos; por eso es centro de rehabilitación, y el objetivo es lograr la mayor autonomía posible de los que asistan al lugar”, explica Massari.

Y agrega: “La idea es trabajar lo máximo que se pueda para que la persona se maneje de la manera más independiente y, si hay posibilidad de que vuelva al trabajo en el que estaba, mucho mejor. Porque hay algunas personas que pierden su visión, y los echan o los jubilan”, afirma la directora del “Braille”.

Particularidades

Cabe destacar que el Centro es el único en la Argentina que depende del Ministerio de Educación, porque al ser escuela hace que la consideración hacia el alumno sea totalmente con un marco pedagógico, con una educación integral y no meramente médica.

Explica luego que los alumnos, para ingresar, son entrevistados por quienes componen un gabinete multidisciplinario, y luego se pone en marcha la planificación individualizada para cada uno de ellos, entre el médico, la directora, el psicólogo y el terapista.

Entre las actividades  que ofrece el Centro están: orientación y movilidad, enseñanza de lecto-escritura Braille, actividades de la vida diaria, talleres de trabajo manual y educación física, para el control del cuerpo. Todas acciones relacionadas y destinadas a entrenar y desarrollar los demás sentidos ante la falta de visión.

Una de las cosas importantes que la directiva detalla es lo bueno del bastón blanco y el verde, los cuales diferencian a las personas que no ven nada de las que tienen visión disminuida. Además, recuerda que el bastón fue un invento argentino, pero que no se patentó en su momento en el país.

También agrega que desde el Concejo Municipal fueron consultados para la modificación de la aplicación “Movi”, porque no leía correctamente el cuadro de diálogo.

“Hay algo que repiten siempre, `Nada de nosotros sin nosotros´. Si concejales u organizaciones piensan un proyecto con personas con discapacidad visual, que hagan participes a ellos, que son los que necesitan”, resaltó.

Las dimensiones

El Centro es amplio y sus dependencias están distribuidas y adaptadas para cada una de las personas que necesiten su rehabilitación. Hay un comedor escolar y copa de leche y funciona gratuitamente de lunes a viernes, de 8 a 17. Está abierta la inscripción todo el año y se cobra una cuota cooperadora voluntaria de $ 25. Rosario es sumamente solidario, porque hay alrededor de 900 personas por afuera de la entidad, que colaboran y que no son alumnos ni familiares.

Por allí pasan muchos alumnos por semana pero no asisten todos los días, y dan egreso entre mitad y fin de año, y lo máximo que están allí son tres años.

En doce meses pasan entre 90 y 100 personas, que vienen de diferentes lugares de la provincia y de otras también. La mayoría sabe por el boca en boca. “Pero lo ideal y lo que queremos lograr desde el Centro –dice la directora- es que sean derivados por oftalmólogos”.

Para contactarse el teléfono es 4721439, con correo electrónico  braillerosarioyahoo.com.ar o su página web www.centrobraille.com.ar, donde se detallan las actividades, días y horarios.

Además tienen como proyecto para este año,  pintar entre todos el edificio y hacer un mural con cerámica en el patio, en vista del aniversario del año que viene.

La voz de Diego y Florencia

 Diego Raúl Dorta, tiene 41 años y pasó por el Centro Braille hace ocho años tras perder la vista en un accidente de tránsito. Actualmente es el presidente de MUCAR (Movimiento de Unidad de Ciegos y Ambliopes de Rosario).

El Centro es una ONG sin fines de lucro con socios que pagan cien pesos al año, pero se sostiene de la venta de artículos para ciegos como bastones, pizarras, materiales didácticos, juegos de ajedrez, todo adaptado para que las personas con discapacidad visual puedan incluirse en la sociedad de una forma más completa.

Además, Diego cuenta que se dictan talleres de danzas árabes para chicas ciegas, de tango y de ajedrez, que son abiertos e inclusivos para personas que ven.

“En general somos todos diferentes, la persona ciega tiene la dificultad de no ver, pero la particularidad de aprovechar los otros sentidos. Pero mirando al de al lado, es una forma de incluirlos a todos y así sería una sociedad más justa”, cerró Dorta.

Estudiante y violinista

 También Florencia Fiorello tuvo su paso por el Centro Braille. Tiene 18 años, nació ciega, es estudiante de Comunicación Social y violinista.

“Comencé en el Centro el año pasado y me resirvió para poder salir y manejarme en la calle. Nunca me sentí tan orgullosa como con la primera experiencia en tomar un colectivo; me sentí  muy independiente”, expresa Flor.

“Antes vivía en mi mundo, porque nunca vi nada, aunque me gustaría ver una vez para saber cómo es, pero no me siento mal, ni depresiva”, agrega.

Y suma: “En la escuela Braille cursé Orientación y Movilidad y Actividad de la vida diaria, donde aprendí sobre todo lo cotidiano de la vida, como limpiar y cocinar y manejarme en colectivo. Estoy muy contenta con la facultad, es un lugar donde me puedo manejar muy cómodamente porque el edifico está adaptada para gente como yo, con barandas y señalización. Si ingresaba hace diez años, creo que no podría haberlo hecho porque hubiese sido una gran frustración”, detalló.

Finalmente y a modo de despedida y cierre de la charla, Florencia nos regaló un tema musical con su violín, instrumento que es su pasión desde los 7 años. “Quisiera vencer mi timidez, trabajar de periodista y ser tratada como uno más y que haya más gente abierta, porque no somos un cuco”, reflexionó nuestra entrevistada.

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