Especialistas en la instalación y reparación de ascensores advirtieron a la población sobre las graves consecuencias que pueden producirse cuando se intenta salir de un elevador que sufrió un desperfecto o desde el exterior se pretende auxiliar a una persona atrapada.

La muerte del médico rosarino Germán Cipulli, de 55 años, quien el domingo último cayó por el hueco de un edificio en Rosario al querer ayudar a una mujer que quedó encerrada en un ascensor, volvió a poner en escena este tipo de situaciones, que “son evitables si se actúa con calma y se espera a los especialistas en la materia, sean los técnicos o en su defecto los bomberos”, dijeron desde la Cámara del sector.

Desde la Cámara Empresaria de Conservadores de Ascensores y Afines (Cecaf) lanzaron una campaña de concientización para que las personas afectadas, o quienes deseen asistirlas, mantengan la calma y desistan de querer resolver la situación por sus propios medios.

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“Lo de Rosario fue justamente lo que no se debe hacer, ya que es muy riesgoso actuar sin conocimiento y preparación, porque la mayoría de las veces se está a muchos metros de altura”, advirtió Nicolás Glennon, titular adjunto de la entidad.

En esta línea, agregó que “también hay componentes eléctricos muy delicados y sensibles, que no se deben tocar sin las herramientas y la protección reglamentaria adecuada”.

Si bien las normas de funcionamiento y habilitación de los ascensores, montacargas, escaleras mecánicas y demás medios de elevación difieren en cada jurisdicción, en la Ciudad de Buenos Aires y gran parte de los municipios y provincias se ha impulsado que en el interior de los ascensores se coloque información acerca de cómo comunicarse con la empresa responsable del mantenimiento en caso de atascamiento, problemas con las puertas o falta de energía, que son las fallas más frecuentes.

Históricamente se le avisaba al encargado del edificio que había una persona encerrada en el interior del ascensor o, en su defecto, en años más recientes las botoneras tenían una tecla roja o de alarma para alertar, pero ahora “hay muchos edificios que ya no tienen portero o funcionan con los modernos Totem de seguridad, lo que complica la rápida asistencia”, agregó Glennon.

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Por eso la CECAF recomienda “llamar a la empresa que realiza los controles o en su defecto a los bomberos, porque son ellos los que mejor conocen como desenvolverse en este tipo de situaciones, en los que además comienzan a entrar en juego otros factores como el miedo o los nervios”.

“En virtud de este último accidente fatal, desde la CECAF recomendamos en primer lugar mantener la calma de quien o quienes están encerrados en la cabina del ascensor, lo segundo es que alguien se comunique con la empresa responsable de la conservación de ese equipo o en su defecto con los bomberos”, señaló el comunicado.

“Y lo más importante es que nunca se intente abrir las puertas ya que eso pone en riesgo a los ocupantes del ascensor y a quién intenta ayudar desde el exterior de la cabina”, agregó.

“Los ascensores son un medio más de transporte de pasajeros y como tal deben ser controlados y reparados en caso de desgaste de materiales, porque andar en un aparato componentes gastados es como andar en un colectivo con las gomas lisas”, finalizó Glennon.