Por Elisa Soldano

 

En el norte de la provincia de Santa Fe se gestó un proyecto que no solo apuesta a la inclusión, sino que también impulsa la creación de empleo de calidad y cooperativo: a partir del próximo sábado 24 de junio se inaugurará en la ciudad de Reconquista un bar atendido y gestionado por personas con discapacidad.

El local gastronómico funcionará en la esquina de Patricio Diez y Belgrano –en el casco céntrico de la ciudad y a una cuadra de la plaza central– y atenderá a partir de las 19 y hasta que la noche termine. En principio, el bar ofrecerá minutas, tras las cuales habrá una cadena de trabajo cooperativo e inclusivo.

El espacio, que se llamará “El arte de nuestras manos”, es impulsado por la Asociación Civil de Sordos “Las manos hablan”, la cual ya viene trabajando –dentro otra cooperativa de inclusión llamada SanVal– en otras ramas productivas.

El bar funcionará de forma paralela a estas actividades y tendrá unos 25 empleados. Además de dar trabajo a personas sordas, también se extenderá –a diferencia de la cooperativa SanVal– a individuos ciegos y con Síndrome de Down.

Para conocer más sobre la propuesta, Conclusión dialogó con la integrante de la Asociación Civil “Las manos hablan”, Gladys Romero, quien indicó que esta organización viene trabajando desde el año 2018, y apuntó: “Este encuentro reveló una de las necesidades más esenciales que tienen las personas con discapacidad, que es la falta laboral. A raíz de esto pudimos generar la cooperativa de trabajo SanVal en pandemia, la cual nuclea a 20 personas sordas. Aquí no pudimos incorporar a más individuos, por eso nació El Arte de nuestras manos, que es el bar que se está por inaugurar”.

La cooperativa SanVal dispone de servicios como carpintería, huertas, siembra de plantines y disecados de plantas aromáticas. Estas actividades permitieron un vínculo laboral con el bar: en este sector se construyeron las mesas, sillas, barras y banquetas que usará el local gastronómico, mientras que desde las huertas saldrán los vegetales que se usarán en la cocina de “El arte de nuestras manos”.

UNA CARTILLA EN TRES LENGUAS

El bar tendrá unos 25 empleados, entre personas sordas, ciegas, con Síndrome de Down y miembros de la comunidad LGBT+, quienes irán rotando sus turnos en diferentes días y horarios. Con una capacidad para 200 personas, el local, en principio, ofrecerá sándwiches de milanesa, hamburguesas, pizzas y carlitos. Sin embargo, Romero adelantó que una vez que la cooperativa adquiera experiencia y disponga del material necesario, saldrán “todos los platos que el chef quiera”.

Sobre cómo será la experiencia de ir a comer a este espacio, la mujer aclaró: “Las personas que atienden como mozos son sordas y trabajan mucho con la parte visual, entonces lo que incorporamos en cada mesa es un sistema de luz que se prende y apaga para llamar al mozo. La cartilla está en lengua de señas, en lengua castellana y en braille. Cada menú tiene un dibujo donde explica el significado. Entonces vas a poder traducirle al mozo o simplemente señalar. Nuestra idea es que la persona que vaya se anime a pedir en lengua de señas”.

Si bien los comensales pueden asistir sin aviso, el bar se manejará con reservas vía WhtasApp (3482-221474), solo a través de mensajes escritos. Cabe destacar que para la inauguración no se tomarán reservas, sino que el acceso a mesas y sillas será por orden de llegada, ya que el evento implicará un gran movida en el centro reconquistense.

Para la inauguración del local –que será el próximo sábado 24 de junio a las 20– se cortará la calle y se montará un escenario, donde habrá espectáculos de música en vivo, con la participación de artistas con discapacidad. Además, se invitó a que los negocios gastronómicos que están en la misma cuadra pongan sus mesas y sillas afuera, para que también acompañen en el evento.

Por otro lado, el bar tendrá una interesante propuesta para los más pequeños de la familia: aprovechando que el inmueble donde funcionará el local tiene una cancha de bádminton, los niños podrán practicar allí este deporte. También se realizarán actividades gastronómicas y talleres de lengua de señas destinados a este grupo familiar.

Capacitar es la tarea

La asociación “Las manos hablan” presentó un proyecto para crear un centro de formación laboral para personas con discapacidad. Si bien la iniciativa está aprobada, aún no fue ejecutada, aunque desde la organización apuestan a que la misma facilite el aprendizaje de oficios, sobre todo en adolescentes que luego podrían formar parte de las cooperativas.

“La idea es trabajar con las personas con discapacidad en la adolescencia, para que luego tengan la elección de trabajar tanto en la cooperativa SanVal como en el sector gastronómico, o brinden una actividad funcional a lo que nosotros brindamos en la Asociación Civil Las manos hablan, entonces vamos capacitando en base a estos sectores y cada uno va eligiendo en el que quiere estar”, explicó Romero.

En este sentido, agregó que los talleres de capacitación –abiertos a personas con discapacidad de hasta 18 años– abordan actividades como responsabilidades, comunicación, computación, danza, dibujo, y ahora se incorporó la parte de alimentos, para ir ampliando conocimientos y que los talleristas puedan elegir trabajar en el local gastronómico.

Trabajo de calidad: la deuda para las personas con discapacidad

SanVal, la primera cooperativa que creó la asociación “Las manos hablan”, comenzó sus actividades en pandemia. “Empezamos en una situación en la que el país estaba bastante complicado, pero nos pudimos sostener y generar esta gran base de trabajo en un sector que está totalmente excluido en la parte laboral”, detalló Romero.

Y señaló: “El cupo laboral de personas con discapacidad, que es del 4%, nunca se ha respetado y hoy gracias a la cooperativa un sector importante de la comunidad sorda está teniendo una base económica, un trabajo y van a incorporarse aún más con la apertura del bar”.

Consultada por las dificultades que tiene este sector para acceder a un empleo de calidad por fuera de la cooperativa, la mujer observó: “Es muy difícil, lo digo desde la experiencia de ser hermana y pareja de personas sordas. Hay individuos que tienen 40 años y para algunos este es su primer empleo. Hay personas de 20, 25 o 30 años que nunca han podido ingresar al ámbito laboral a pesar de que han llevado sus currículos a todos los espacios donde podían trabajar, pero sin tener acceso directo”.

Además, destacó que en la cooperativa se inculcó la cultura del trabajo: “Los integrantes tuvieron que entender la responsabilidad del empleo y el cumplimiento de horario, porque nunca habían tenido un labor en el que aprender estos valores”.