En esta oportunidad Gisela Gentile y Alejandro Maidana dialogaron con la psicóloga Miriam Ledesma sobre el acto por el que una persona se provoca la muerte de forma intencionada.
La esperanza de vida en Estados Unidos está retrocediendo cada vez más con respecto a otros países industrializados. El país avanza lentamente hacia un desastre: su clase media se está extinguiendo silenciosamente, escribe la revista alemana Der Spiegel.
Problemática clave en cualquier sociedad, se agrava en tiempos de crisis económica, un agobio material que penetra tejidos sociales e individuales del autoestima. La fecha es la excusa perfecta para visibilizar un tema que va mucho más allá de la coyuntura. La visión perspectiva, desde la realidad del trabajo abnegado en el Centro de Salud Pablo VI de Rosario.
La ciudad santafesina necesita el fin de las mezquindades políticas y la reacción conjunta de los diferentes gobiernos para ponerle fin a una problemática que ya se llevó 22 vidas.
De acuerdo a un registro anual, cuyos primeros números datan de 1999, el país norteamericano sufre su peor momento, siendo que de cada 100.000 fallecimientos, 47 están relacionados a alguno de esos tres ejes.
Según datos del ministerio de Salud divulgados en el mes de septiembre, por cada 100.000 habitantes indígenas en el vecino país, 46 se quitan la vida, una tasa superior al promedio nacional.
El dato se desprende luego del último informe de la Organización Mundial de la Salud. "Las cifras son absolutamente preocupantes y son el mal resultado del sistema de atención que tenemos", reconoció el director de Salud Mental y Adicciones de la Nación, André Blake.
Los veteranos responsabilizan al Gobierno nacional ante la falta de cumplimiento de la ley que establece que se realicen chequeos médicos y se brinde contención psicológica a aquellos que participaron del conflicto bélico en 1982.
En casi todos los casos, los suicidas acompañaron su drástico gesto con testimonios de sus sufrimientos destinados a mostrar la intensidad de su angustia.
Subió un 24% entre 1999 y 2014 en Estados Unidos, con un pico preocupante en las niñas de entre 10 y 14 años, pasó de 0,5 por cada 100.000 individuos en 1999 a 1,5 por cada 100.000 en 2014.