En esta ciudad santafesina el polvillo con agrotóxicos que se desprende de la actividad en los silos, ha condicionado la vida de sus habitantes. La altisonante inauguración, contrasta con una realidad que se busca esconder bajo la alfombra de la desidia.
Los vecinos apoyados en la Defensoría del Pueblo de la provincia empujaron una contundente denuncia por el continuo polvillo en suspensión, ruidos molestos y el incesante transitar de camiones. Desde el Ministerio de Medio Ambiente sostuvieron que no existe motivo alguno por el cual alarmarse. Crece la preocupación.
Rehenes de la impunidad y desidia del agronegocio, esta población santafesina sigue padeciendo un atropello explícito a su salud. “Estamos a merced de un grupo de facinerosos que nada les importa”, le dijo a Conclusión Milagros Moreyra, vecina del lugar.
Cansados de la abulia del ejecutivo municipal y el Ministerio de Medio Ambiente, pusieron manos a la obra para tratar de acabar con los atropellos a la salud. “Luchamos por las generaciones futuras”, le dijo a Conclusión Eliana, vecina del lugar.
